La Semana Santa de Herrera de Pisuerga inició ayer una trayectoria  en la que espera se consolide el pregón, una vez que ayer se pronunció el primero, responsabilidad que recayó en Javier Calaveras Lagartos e Ismael Miguel Cuadrado. El acto, organizado por la hermandad de la Vera Cruz de la localidad, tuvo como escenario la iglesia de Santa Ana. Previamente al pregón, desde la ermita de Nuestra Señora de la Piedad hasta el templo, procesionó uno de los pasos más emblemáticos de la Semana Santa herrerense, La Dolorosala, acompañado y al son de las marchas que interpretó al banda de Nuestro Padre Jesús  Nazareno de Palencia, cofradía de la que son hermanos los pregoneros.

El pregón a cargo del médico coordinador del área de salud de Herrera (Javier Calaveras) y el experto y estudioso de la Semana Santa palentina (Ismael Miguel) fue un diálogo intercalado con piezas musicales en el que tuvo su protagonismo el Camino Lebaniego Castellano,  que discurre y tiene parada en la localidad y la historia de esta.

A lo largo de la alocución los intervientes detallaron aspectos de la Semana Santa de Herrera para terminar con una invitación a los vecinos a participar de forma activa en todos los cultos, procesiones y actos; y a los foráneos a que conozcan su forma de conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que se acerquen a la histórica ciudad a saber de sus costumbres, desde las más religiosas, como los actos litúrgicos, hasta las más paganas, como las tradicionales chapas, que aquí se prolongan hasta el Domingo de Pascua. «Esperamos que este diálogo les haya hecho reflexionar sobre su papel a desempeñar en esta Semana tan señalada. A decidir cómo participar y colaborar a la misma. Si les ha agradado, nos alegramos, si algo les ha molestado, les pedimos nuestras más enérgicas disculpas, pero si cuando salgan por esa puerta, tienen algo más de ganas de Semana Santa en Herrera de Pisuerga, habremos cumplido nuestro objetivo», concluyeron.

Entre los aspectos destacados en el pregón, citaron el protagonismo de los niños, tanto el Domingo de Ramos como el Viernes Santo, y es que «en ellos y solo en ellos es donde reside el futuro de esta nuestra fiesta. La Semana Santa, entre otras cosas, es tradición, ese legado de padres a hijos que hace que casi cinco siglos después, sigamos conmemorando la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor  de esta forma».  «Siempre» fue tradición que el Viernes Santo por la mañana fueran niños los que recrearan el Vía Crucis o alguna de las estaciones más representativas, y si hay que resaltar un momento «es, sin duda, el encuentro de Jesús con la Verónica. Un niño con túnica, peluca, barba y corona de espinas y con la cruz al hombro, se encontraba con una niña con inmaculado lienzo en las manos donde quedaba impresa la Santa Faz. Y son también niños los que sacan alguna de las imágenes».

También hicieron referencia a la única cofradía penitencial de la localidad, que «existe, al menos de manera documentada, desde 1566. Pero en ese año se escribe una nueva Regla, con lo que tenía que existir desde antes a la fuerza. Se trata de la Santa Vera Cruz, y que es la que organiza todas las procesiones».