El conquense se quedó con la miel en los labios de repetir el triunfo de hace dos años en Campos Góticos, cuando cortó tres orejas, si bien se tuvo que conformar en esta ocasión con el trofeo con el que le premió el público con el toro que abrió plaza. «Me marcho con el pesar de no haber podido redondear la tarde. Cortar una oreja al primero del festejo no resulta nada fácil, si bien con el otro fallé con el rejón de muerte y perdí toda posibilidad de triunfo».

Dos animales de distinto comportamiento los que le tocó en suerte. «El primero tuvo nobleza y buena condición, aunque en algunos momentos se mostró un poquito rajado. El otro fue más complicado, un animal difícil, metiéndose por dentro siempre, yendo a arreones y tapándose mucho. Por eso, creo que la faena que le hice fue muy meritoria».  

Con el rejón de muerte trató de hacerle las cosas muy despacito en busca de otro apéndice que le abriera la puerta grande. «Me lo tomé con calma para no fallar, dadas las dificultades que tenia el toro, pero al final, no estuve acertado. Una lástima».