Fotografía con pasión

Paula Nicolás
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Gregorio de la Cruz ha convertido una casa de Espinosa de Cerrato en sala de exposiciones. En ella pretende mostrar las fotografías que ha tomado en los viajes realizados por el mundo

 

Sus pasiones son viajar y la fotografía, aunque reconoce que siente especial amor por la naturaleza.
Gregorio de la Cruz ha encontrado la fórmula perfecta para combinar las tres y dedicar su tiempo libre a lo que más le gusta.
Después de haber visto sus obras expuestas en la sala del Aeropuerto de Barajas, el Jardín Botánico de Madrid, la Montaña de los Gatos, la Galería del Palace , en el Barrio de Salamanca o en la Diputación de Palencia, ha decidido crear una sala de exposiciones en su localidad natal, Espinosa de Cerrato. «Presento mis primeros pinitos en el mundo de la fotografía», cuenta Gregorio de la Cruz.
Las fotos, que se reparten en  tres paredes de la sala, son principalmente de temática natural. «Las hay de cebada, avena loca, flores…», explica.
También están colgados los pósters de Sevilla que le encargó el Patronato de la ciudad y la colección Ambientes, que fotografía cuatro escenas de la provincia de Madrid y otras cuatro de la capital. «He hecho trabajos  para postales del Jardín Botánico o el Museo de Ciencias Naturales», muestra orgulloso su labor, «pero ahora me baso más en la arquitectura, las proporciones y los ángulos».
La exposición se completa con instantáneas tomadas desde diferentes puntos del globo terráqueo: California, Egipto, Cañón del Colorado, las islas Seychelles o Costa Rica.
Son fruto de los viajes que ha realizado durante toda su vida, bien por motivos de trabajo, bien con sus amigos de la Sociedad Geográfica Española, fundada por periodistas de prestigio como Luis Pancorbo, Lola Escudero o el fallecido Luis Carandell, y de la que es socio.
Gregorio de la Cruz dejó años atrás Palencia para establecerse en Madrid. Se convirtió en relaciones públicas de la aerolínea Transworld Airlines, gracias a la que recorrió el mundo.  Su golpe de suerte llegó desde Sudáfrica: la empresa perdió las maletas de una familia y él fue el encargado de asistirles para compensar los daños ocasionados. «Quedaron contentos con mi trato y me preguntaron si tenía alguna afición». 
Les habló de sus fotografías amateur. El padre de familia quiso verlas y acabó afirmando que «había que explotarlas de alguna manera». 
Supuso un punto de inflexión para el fotógrafo, quien lo califica de  un «espaldarazo, pues este señor había trabajado en México con Buñuel». 
A partir de ese momento Gregorio de la Cruz empezó a hacer exposiciones y a tomarse en serio su afición. «Siempre intento mejorar algo: uso papel de más calidad o marcos vistosos», afirma.
Además, Gregorio de la Cruz ha publicado fotos en varias publicaciones. 
«La Diputación sacó a la venta La vida romana de la Olmeda  e incluyó 15 ó 20 fotos mías». También es autor íntegro de las imágenes de Madrid 360º, que él describe como «un recorrido por  la arquitectura de Madrid capital».
Aunque uno de sus sueños frustrados es haber estudiado Arquitectura, un proyecto aún factible es que esta exposición obtenga alcance y reconocimiento «y de esta forma dar vida al pueblo».
Su intención, en un futuro, es cobrar «un euro simbólico por la entrada y dedicar el dinero recaudado a actividades medioambientales», precisa.