Palencia tiene que luchar con todas las armas disponibles en favor de los sectores más debilitados por las sucesivas crisis, partiendo por supuesto de las propias inquietudes e iniciativas de los afectados pero sin perder ninguna de las oportunidades que se presenten, ya sean de apoyo económico por parte de las distintas administraciones -local, provincial, autonómica y estatal-, de fondos europeos, de entidades financieras, de fundaciones, de agrupaciones empresariales o de plataformas cívicos.
Uno de esos sectores es el del comercio minorista, también denominado local o de proximidad, que no solo ha sufrido de forma significativa las restricciones derivadas de la pandemia del coronavirus, llegando en algunos casos al cierre, sino que también se ve concernido por el envejecimiento de la población que provoca una falta de relevo generacional en una gran mayoría de negocios familiares, y que tiene enfrente a titanes de gran calibre como las multinacionales, las cadenas de marcas españolas y extranjeras, las franquicias y el imparable, y cada vez más extendido, comercio online.
En ocasiones, pareciera que el sector no solo tiene que salvar las guerras de precios, la liberalización de los períodos especiales como las rebajas y la competencia lógica de otros establecimientos del ramo, sino que lucha a diario contra unos elementos que superan sus posibilidades. Amparado en el trato personalizado, en la confianza que se establece entre vendedor y cliente, en la calidad de los productos y en campañas con mayor o menor gancho, no deja de verse desbordado.
Por eso es importante que pueda contar con una radiografía de la situación a la hora de tomar las medidas más útiles y oportunas. Esa radiografía llegó hace casi un año de la mano del proyecto piloto dirigido por la Cátedra de Innovación para el Comercio, dependiente de la Facultad de Comercio de la Universidad de Valladolid, que se ha aplicado en las calles céntricas de Palencia y en la capital vecina. Ahora se están conociendo los resultados que arroja una serie de puntos de control instalados en los establecimientos participantes y unos sencillos cuestionarios entre los compradores. En el caso de nuestra ciudad, ha colaborado en su desarrollo la Federación del Comercio Palentino (Fecopa), cuyo presidente se muestra satisfecho porque ahora conocen más y mejor el perfil del cliente, su edad, sus horarios y sus preferencias.
Un 60% son mujeres, más de la mitad de ellas de mediana edad, que llegan al comercio a pie y prefieren los pagos en metálico. También se sabe que muchos clientes proceden de los barrios del otro lado de las vías y que las tardes de los sábados hay mucha gente en la calle. Estos son algunos datos, con los que el sector puede trabajar. No hay nada como conocer todos los elementos para empezar a gestionarlos mejor.