Muchos le conocen como el Neng de Castefa, aquel célebre personaje que desató hace casi 20 años las risas entre aquellos espectadores del programa Buenafuente.
Sin embargo, el artistas multidisciplinar Edu Soto es mucho más que ese personaje. Hoy, llega al Teatro Ortega con su espectáculo Más vale solo que ciento volando reoladed.
¿Qué importancia tiene la música en su espectáculo?
En todos los espectáculos que hago intento que la música tenga presencia. En ese sentido, hay un momento del show en el que el protagonista es un coreógrafo; en otro, canto una canción muy especial con una guitarra; y al final, hay otra echa de forma original.
Cuando sube al escenario se pone en la piel de varios personajes. ¿Están inspirados en alguien real o son ficticios?
Son diferentes personalidades. Hay historias en las que necesito ponerme una máscara para que las expliquen otros.
Los personajes son de creación propia. Lo de imitar se lo dejo a los grandes especialistas del país como Raúl Pérez o Carlos Latre.
Otra de las características de su show es la alta participación con el público, una fórmula utilizada por muchos cómicos y que contrasta con la forma en la que tradicionalmente se han hecho los monólogos. ¿A qué atribuye este cambio?
Ha cambiado la concepción artística en este país. Las tecnologías han acostumbrado a la gente a ser la protagonista de su historia. Todos los que tienen Instagram son los protagonistas y gestores del mismo. El público antes tenía mucho miedo de que te acercaras a él; ahora, están deseando que lo hagas. No es ni bueno ni malo: es lo que hay.
Yo no he cambiado mi formato. Recuerdo que mi socio me decía: «no vayas tanto hacia el público que se acojona». Ahora me dice: «dale, que a la peña le mola».
¿En qué ha influido lo aprendido como actor en sus monólogos?
Cualquier aprendizaje es bueno y utilizable para otros aspectos. Cuando estás haciendo un proyecto artístico, utilizas todo.
Está todo muy mezclado. En la vida y la profesión, la comedia y el drama están más unidos de lo que la gente se cree. Quién no se ha reído en una biblioteca o un entierro.
El espectáculo con el que actualmente está de gira ya lo llevó a los teatros hace tiempo. ¿Por qué ha decidido volverlo a traer?
Porque quiero estar una temporada tranquilo, sin que nadie me mande.
Se dio a conocer especialmente por el personaje del Neng de Castefa, del programa de Buenafuente. ¿Supuso un antes y un después?
Es un personaje que conoció el 90% de la población, aunque no hubiera visto el programa de Buenafuente. Eso es un logro muy importante en la vida de un artista, lo que quiere todo el mundo.
Es un antes y un después, con sus pros y sus contras. No obstante, he tenido otros puntos de inflexión con otros aromas y razones. El Neng fue un éxito rotundo, pero no por ello más significativo que otros acontecimientos de mi carrera.
Se podría decir que interpretar ese personaje le etiquetó como artista. ¿Cómo le afectó?
A todos nos marca lo que hacemos. La gente me ubica en un lugar por la información que he dado de mí. Esa ubicación la puedes hacer más grande o más pequeña, en función de las oportunidades que te van llegando: tú decides agrandarlo o dejarlo así. A mí me ha apetecido hacer otras cosas, como teatro clásico, dramas, musicales, etc.
¿En qué se diferencia el Eduardo Soto de los escenarios con el de la vida real?
Cuando me subo a un escenario llevo una máscara puesta. Aunque diga que soy yo, no soy el mismo Edu Soto que está en su casa tomándose un café o con sus familiares.