Editorial

Una labor con dos caras: la visible y la que subyace

DP
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Unas sábanas limpias no curan, pero mejoran la estancia y la calidad de vida

Unas sábanas limpias, un pijama que se cambia a diario o las veces que sea necesario, unas toallas en perfecto estado de revista, unos uniformes adecuados. Conseguir esto a diario en el Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa), formado por dos hospitales, el Río Carrión con 380 camas, y el San Telmo con 117, en los que trabajan más de dos mil personas, no es una tarea fácil. Y, sin embargo, sucede. No es un accidente, tampoco un milagro, es el fruto de una buena organización, de un engranaje que tiene que funcionar de manera milimetrada y escrupulosamente, sin dejar nada al hacer. Una gobernanta, un técnico superior en alojamiento, diecisiete operarios en la plancha, seis en la zona de lavandería, tres costureras, cuatro celadores en el Río Carrión y otros dos en la lencería del San Telmo se afanan en procesar, de principio a fin, entre 2.700 y 3.000 kilos de ropa a diario -seiscientas fundas de almohada, trescientas colchas y 1.600 sábanas, además de pijamas, toallas y uniformes del personal. El trabajo de este servicio absolutamente imprescindible ni se ve ni se conoce. Es la cara oculta, lo que subyace. Pero, sus resultados, sí son perfectamente visibles y, lo que es mejor todavía, resultan gratificantes. 

 Como sucede con el servicio de cocina, en  que un menú equilibrado y bien preparado, con productos de calidad y un cuidado exquisito, no va a curar la patología de ningún usuario; tampoco acostarse en una cama con las sábanas y el pijama limpios, bajo una colcha impoluta y con la certeza de que serán cambiados en cuanto haga falta, acelerará el alta del enfermo. Para eso están los diagnósticos, los tratamientos, las técnicas de abordaje, las medicinas y todo el trabajo de facultativos, enfermeras, auxiliares, técnicos de laboratorio y de rayos, farmacéuticos, investigadores y residentes. Pero ambos servicios contribuyen de manera sensible a mejorar la estancia del paciente. La dignidad y la calidad de vida son aspectos que no pueden relacionarse únicamente con la salud; también en la enfermedad ha de respetarse la primera y procurar el mayor nivel posible de la segunda. Porque quien acude al especialista y, sobre todo, quien tiene que permanecer ingresado, no ha de sufrir en ningún momento otros problemas que los derivados de su patología.

Y, si bien es cierto, que los hospitales palentinos necesitan reparaciones para acabar con sus propias patologías constructivas y con las derivadas del paso del tiempo, como también lo es que están pidiendo a gritos unas nuevas dotaciones, no lo es menos que, más allá de esas necesidades y esa problemática, es imprescindible que servicios como los que traemos a nuestras páginas, sigan funcionando como un reloj de precisión.