Petra García García es la autora de Hojas de un árbol caídas, su primera publicación escrita. Se trata de un libro de poemas que hace referencia a las estaciones del año y al paso del tiempo. García fue alcaldesa de su pueblo, Osorno la Mayor, entre los años 1987 y 1991.
Agricultora de profesión ya jubilada, lleva esta tierra en la sangre y, además, fue Procuradora en Cortes en 1996.
¿Cuál es el origen de Hojas de un árbol caídas?
La pandemia, la falta de libertad y el encierro por obligación dentro del patio de mi casa, ya que es la primera vez que de una manera no voluntaria, mi única libertad era mirar el cielo. Entonces, descubres que eres testigo del paso de las estaciones. Eso fue lo que me inspiró a escribir este libro de poemas.
El hilo conductor es la transición desde la luz del verano a la oscuridad del invierno, pasando por las estaciones del medio que son primavera y otoño.
Soy una persona totalmente emocional, lo mismo que escribo y no soy escritora, pinto y no soy pintora. Lo que me hace ser creativa es lo que yo llamo los repentes. Siento tanta necesidad de escribir o pintar cuando me viene uno de ellos, que parece que la brocha va sola y el bolígrafo se dispara. No sigo ninguna norma, voy totalmente por libre. Mi única pretensión es el amor que tengo a nuestra tierra, la quiero muchísimo. Me siento como un tabón, me fundo en la tierra y mi mayor bagaje es sentirme agricultora, que es mi profesión.
¿Por qué escribe poesía en vez de novela?
Porque siempre escribí poemas desde adolescente. Este tipo de escritura, para mí, era el equilibrio de la parte afectiva e interna que no puedes compartir. Es una forma de que ese equilibrio salga y se plasme en algo real
¿Cómo ha influido en usted esa época que inspira su libro?
Soy consciente que ha emergido una sociedad distinta antes y después de la pandemia. Creo que la gente se ha vuelto menos comunicativa, van por la calle mirando el móvil casi sin hablar. Ya ni se escriben whatsapps con letras, directamente se ponen emoticonos. Con todo ello se rompe la comunicación del individuo entre sí.
Eso lo veo fatal, porque lo que de verdad alimenta al ser humano es hablar con otro de su especie.
¿Cómo fueron sus últimos años ocupando el cargo de presidenta de Araduey (Grupo de acción local Araduay-Campos)? y por qué decidió dejarlo?
Fue lo último que hice. El hecho de pisar los pueblos y hablar con la gente llena bastante tu vida. Lo que hay común es el cariño a la tierra y el paisaje, sin embargo, tienes que medir un poco tus energías porque si no las tienes es difícil poder tener responsabilidades. Tomé la decisión de dejarlo porque empezaba un programa nuevo. Creo que todos los programas Leader son fantásticos, no por la cantidad, sino por lo que hacen. He tenido el privilegio de estar en todos ellos desde que salieron y, también, en Araduey como presidenta quince años. Por ello, puedo decir que estoy empapada de la tierra.
Por eso en sus poemas hace referencia a la provincia de Palencia.
Sí, siento mucho esta tierra. De hecho, si tuviera tiempo y capacidad me gustaría sacar un perfume con el olor a tierra mojada.
¿Tiene pensado seguir escribiendo, aunque sea para sí misma?
Eso seguro. Sigo escuchando los repentes que me inspiran. Por ello, siempre llevo un bolígrafo y un papel para seguir escribiendo.
Con todas estas nuevas tecnologías, ¿cómo ve el futuro más próximo de la poesía?
Es imposible predecir algo así. Ni siquiera siendo adivina, porque con este avance tan acelerado de los medios de comunicación, sin saber donde puede derivar esta sociedad; ¿Cómo me va a inquietar saber que va a ser de la poesía si no se cuál va a ser el futuro de la sociedad actual?
Mi cabeza no esta preparada para comprenderlo. La realidad es que mata cualquier inquietud del mañana, porque no tengo capacidad de adivinar cómo va a ser esta sociedad dentro de unos años. No me lo imagino.
¿Cree que la poesía tendría que adaptarse a estos avances?
Nadie puede frenar la evolución de las nuevas tecnologías. En algún poema trato todo esto: la inteligencia del hombre puede devorar la mano que lo creó.
Veo que el hombre es capaz de destruir. El cambio, es de tal magnitud que es imposible prever y más en este campo. Ojalá que la poesía nunca muera, pero no sé lo que puede pasar.
¿Ve mucha diferencia entre los pueblos palentinos y la capital en este tema?
Ya está todo globalizado. Creo que la cultura está abandonada en general.
Tendría que haber una necesidad de conocer la historia de donde vivimos. Es decir, que el conocimiento fuese una necesidad.