La cara B del Parlamento

M. López y S. Carreras (EFE)
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La celebración de una cumbre antiabortista en el Senado pone el foco en la 'otra vida' de las Cámaras más allá de la política

La cara B del Parlamento - Foto: EFE/Mariscal

La celebración en el Senado de una cumbre antiabortista ha puesto el foco estos últimos días en la cara B del Parlamento, la vida más allá del debate legislativo, cuando las Cortes se convierten en el escenario de actos de lo más variopinto: entrega de premios, presentaciones de libros, campañas de ONG o jornadas sectoriales.

El programa de actividades extraparlamentarias tanto en el Congreso como el Senado es amplio y, en ocasiones, polémico. Es el caso de la cumbre de la organización internacional antiabortista Political Network for Values, que está programada en la Cámara Alta el 2 de diciembre y que ha provocado las críticas de la izquierda y del Ministerio de Igualdad.

La mayoría de los actos atraen menos atención pública, aunque pueblan también las salas del Congreso y el Senado, haciéndose hueco en la abarrotada agenda parlamentaria, fuera de la hora punta de los políticos, que va sobre todo de martes a jueves.

Menos conocidas que el televisado hemiciclo, las salas de ambos lugares son un importante epicentro de la actividad parlamentaria, donde se discuten las enmiendas o se baja al detalle técnico de las leyes. Son, además, el espacio solicitado por los partidos, ONG y fundaciones de empresas para diversos actos.

Basta con mirar la agenda de la Cámara Baja en el último mes: se han celebrado actos sobre innovación o sobre el vino, analizado la carrera profesional de los deportistas de alto nivel, abordado la fecundidad de las mujeres militares o tratado los retos que enfrentan las personas con sordera profunda.

Por ejemplo, el pasado 9 de septiembre el exdiputado Pablo Cambronero, que formó parte de Ciudadanos y después se pasó al Grupo Mixto, donde denunció que el resto no le dejaba intervenir, presentó su libro Una hormiga contra el sistema desde la Sala Constitucional del Congreso.

En ocasiones, los grupos políticos usan las salas del Parlamento para amplificar sus mensajes. El PP organizó jornadas sobre la ley trans, o la de amnistía, y la anterior semana proyectó un documental de la Asociación S'Ha Acabat sobre el procés; Podemos celebró recientemente un debate sobre el sistema de pensiones y Sumar fue anfitrión de una reunión animalista contra la tauromaquia.

Al tiempo, el Senado ha albergado en los últimos años la entrega de premios taurinos o relacionados con la seguridad vial. Y una campaña presentada este mes en el Congreso ha alertado de que España tiene sueño.

La mayoría de estos actos son retransmitidos en directo a través de la web de estas instituciones.

¿Cómo se organizan?

El procedimiento es el mismo en ambas Cámaras: las peticiones llegan al órgano encargado de gestionar la actividad, la Mesa, donde tienen representación diferentes grupos. Pasado este filtro, donde se especifica también si hay coste o no para la institución, el Congreso y el Senado ceden las salas, por las que los organizadores no tienen que pagar.

La prioridad, según recalcan fuentes de la Cámara Baja, son las actividades estrictamente parlamentarias, por lo que aquellos eventos alternativos deben encajarse en los huecos libres de la agenda, habitualmente los lunes y los viernes, excepto aquellas semanas en las que no hay pleno y aumenta la disponibilidad.

Fuentes del Senado, por su parte, diferencian entre la cesión de una sala, en la que se limitan a prestar el espacio y nada más, de los llamados actos, en los que la Cámara Alta ejerce como anfitriona y un senador de la Mesa interviene, aunque la organización y los gastos corran igualmente por cuenta de los invitados.

Con más o menos contenido político, con o sin polémica, con o sin canapés para los asistentes -a cargo de los organizadores-, múltiples eventos alimentan la vida extraparlamentaria del Parlamento.