Cofradía: ¿Quo vadis?

José María Pérez Nieto
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En el año 2026 se celebrará el encuentro mundial sobre Piedad Popular, que está organizando el Consejo Episcopal Latinoamericano. Una de las comunicaciones versará sobre vivencias palentinas, a partir de 300 entrevistas a cofrades

Las entrevistas realizadas los dos últimos años a 300 cofrades arrojan conclusiones importantes. - Foto: Sara Muniosguren

Hace diez años comencé a enviar imágenes de la Semana Santa palentina a medios informativos de América Central. Al tiempo que ayudaba a promocionar nuestra cultura, inicié un trabajo de campo sobre la piedad popular en las cofradías y hermandades penitenciales, que me servirá para la comunicación que expondré en la asamblea mundial de 2026. Estas son algunas de las conclusiones. 
mucho es lo positivo

La Semana Santa palentina ha mejorado mucho en los últimos 25 años. Las procesiones son algo más que el tararú y el todos en todas. La incorporación de la mujer al mundo cofrade ha salvado del ocaso a ciertas cofradías y mantiene vivas no pocas. La Junta pro Semana Santa mira más allá de etiquetas atractivas. El Pórtico cultural y espiritual. El paso a costal o a hombro y no el carrozable. El acompañamiento musical. La esmerada planificación. Los momentos de piedad inspirados en la tradición popular. La cofradía con vida todo el año. Hasta la rivalidad  cofrade centrada en el ropaje de las procesiones: costal u hombro, farol o vara, corneta o carraca,  orquídea o clavel… es positivo, pero es menos optimista el dato censal de 5.000 cofrades, contando mujeres y niños, todos de cuota, cuando no se supera el 25% de participación en los desfiles. 

Ser cofrade hoy

Los resultados de la encuesta realizada a mayores de 15 años revelan que la motivación de pertenencia a una cofradía es más sociocultural que religiosa; salir en la procesión es más emocional que espiritual; y, sintiéndose protagonistas de un ejercicio de piedad, predominan las preferencias estéticas de la procesión sobre la armonización de esta con la Liturgia a la que se debería llegar (SC 10-13. Concilio Vaticano II), valiéndose de los elementos culturales de la cofradía. 
Revisar lo que se está haciendo para evitar el riesgo de una costumbre muy artística pero vacía y, si fuera necesario, purificarlo, es una propuesta del estudio.

La procesión

Señala el Directorio sobre Piedad Popular y Liturgia (DPPL) que la procesión es una celebración devocional en la que los fieles quieren encontrarse con Dios en «espíritu y verdad». Las de Semana Santa nacieron con esta idea: contemplar y dar culto público a la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor a través de imágenes que representan momentos de su vida. De esta forma recordaban ellos, y todo el pueblo cristiano, el gran beneficio de la Redención y la necesidad de una conversión manifestada en la reforma de la propia vida y en la entrega y servicio a los demás. 

Para ser fieles a los orígenes, ahora que tanto se valoran, la procesión no debería ser el momento culminante de la fiesta, convertida en mero espectáculo, sino un testimonio de fe cultual en medio de la sociedad civil, según el mandato del Señor de anunciar por las calles del mundo el Evangelio de la Salvación (Mt 28, 19-20). En el Directorio pueden encontrar las cofradías ingredientes teológicos, litúrgicos y antropológicos (DPPL 247) para que una procesión genuina no se vulgarice en acto folclórico. 

A la pregunta de si la procesión es un espacio auténtico y real de encuentro con el Señor -de adhesión al acontecimiento fundamental de fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo (1Cor 11, 23-26)-o manifestación de una cultura devocional con sus valores simbólicos y expresivos, menos son los consultados que procesionan con un deseo de agradar a Dios haciendo penitencia por el sacrificio salvador de Cristo por la humanidad, y más los que aseguran hacerlo por el favor o promesa personal al Señor o a la Virgen, y que su participación en el desfile les abre el sentido de amistad, de caridad y de unión con su familia cofrade. 

Recorrido vs contenido

Algunos cofrades añoran mejorar el modo de intervención en la procesión superando el simple desfilar en hileras. Y dan soluciones: «Existen en los devocionarios múltiples elementos capaces de despertar el sentimiento religioso de cofrades  y de espectadores del cortejo; entre ellos: cantos, textos literarios, oraciones sencillas, provechosas letanías, con que las generaciones que nos precedieron hacían de la procesión una expresión de auténtica piedad, donde la disposición interior superaba con mucho a la manifestación exterior, abiertos a conseguir la maduración de su fe».  
¿Cuestión de recorrido o de contenido? En el trabajo de campo gana el recorrido. También destaca el altruismo de cuantos hermanos lo mantienen vivo, esforzándose hasta el sacrificio durante todo el año, algo que no incumbe al  89% de los encuestados, que sólo se implican con deseo de vivirlo de corazón de «Pascuas a Ramos». 

La música 

En lo que llevamos de siglo las bandas de música han cobrado un protagonismo imprescindible en las procesiones. Pero, ojo, no son sólo un elemento rítmico y ornato necesario, la liturgia les atribuye mucho más. ¿Dónde quedó el canto de los penitentes o al menos el rezo piadoso que antaño ocupaba una función relevante en el cortejo? La música era más que un espectáculo de música procesional. Invitaba a la participación de los cofrades y los fieles apostados en las aceras; les ayudaba a situarse delante del misterio de fe al paso de las imágenes sagradas. ¿Lo consiguen hoy las bandas y agrupaciones musicales? ¿Y los braceros o costaleros? En nuestro estudio: «No saben qué más les concede la Liturgia». ¿Solistas o acompañantes? ¡Los dos!

No son ídolos

El apartado de imágenes es el que despierta mayor incentivo en los encuestados. En la tradición católica su misión es acercar el misterio de Dios a los hombres haciendo presente la historia de la salvación, orientando y dando sentido a la vida creyente (DPPL 243). Si no tuvieran un reflejo en la vida de los cofrades no serían agradables a Dios, podrían llegar a convertirse en ídolos. Preguntamos en la encuesta: ¿Qué significa para ti la imagen sagrada que tenéis expuesta en la capilla de la cofradía y que lleváis en procesión? La mayoría coincide en que son imágenes de Cristo y María invisibles, a las que se adorna con flores, velas y otros accesorios, y se las venera. Constituyen el elemento más relevante de la piedad popular cofrade y ofrecen un mensaje evangélico. Se veneran por lo que representan no por lo que son; ayudan en la oración y estimulan para imitar su vida. Constituyen una catequesis expresada en escultura y son mediación para recordar y meditar la fe cristiana. 

Cofradías y clerecía

En la encuesta se pregunta cómo viven los ministros y agentes de pastoral su responsabilidad hacia la piedad popular. Algunos presbíteros señalan que es mejorable la comunión de las cofradías con las parroquias en tareas apostólicas, pero no deberían olvidar la suya de promocionar un laicado responsable y activo. En esta época de secularización, una actitud pastoral positiva y estimulante hacia ella no se debería retrasar. En pasadas crisis religiosas,  la fe en el pueblo cristiano dio frutos con ejercicios de piedad y devociones. A través de ellos se transmitía el mensaje evangélico y comunicaba a los fieles el valor de la Liturgia. Así se desarrollaron las Cofradías dedicadas a los misterios de la Pasión del Señor, la Virgen María y los Santos. 

Formación cofrade

Todas las cofradías llevan en el nombre el fin penitencial y desarrollan el caritativo puntualmente. Y, ¿la formación? ¡Todo un reto! La mayoría de los encuestados no la echan de menos, la consideran accesoria, salvo los miembros de las Juntas de Gobierno encuestados, los portadores de pasos y los músicos, que demandan formación técnica. No se trata de que la Junta rectora de una cofradía proponga ahora una «misión popular», basta con pequeños encuentros de cultura religiosa. 
¡No es cristiano que la última procesión de muchos sea la del Santo Entierro o la de los Dolores y Soledad de la Virgen María! Que algo impida o dificulte celebrar comunitariamente la Vigilia Pascual, culminación de toda la Semana Santa es lamentable. 

Evangelización

Gracias a su poder de convocatoria y su forma peculiar de expresar los sentimientos religiosos, las cofradías son uno de los cauces importantes para la fe de nuestro pueblo. El interés por la Semana Santa y la participación en sus procesiones, lejos de haberse debilitado por el secularismo, goza de un amplio favor social. 
Las manifestaciones de devoción y piedad popular tienen cada año más seguidores. Si éstas llaman a la conversión, invitan a vivir en la caridad y mueven a vivir en el seguimiento de Cristo, a la vida sacramental, al fortalecimiento de la fe, a confortar la esperanza,… para mejorar, tal vez sólo tengamos que purificar los errores para conseguir la calidad celebrativa que se espera de las cofradías. Para ello es vital la instrucción de los cofrades.