Cada vez que en nuestro entorno provincial se produce últimamente la inauguración o puesta en marcha de un centro cultural, centro de artes, centro de congresos, de unas características más o menos importantes en cuanto a capacidad o aforo de los mismos, no puede resultar extraño que a más de uno nos venga al recuerdo de manera inmediata la imagen de nuestro inacabado Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital, que lleva en tal estado desde hace ya más de veintitrés años; que se dice pronto, pero que se asimila con dificultad.
Y ahí seguimos, sin que el asunto, enquistado en lo más profundo de nuestro sentir palentino, se mueva un ápice desde esas fechas, en que quedara a medio construir, con la ilusión convertida en la más pura nada, simple y llanamente.
Porque en el transcurrir de estos años, cuando no surgía un problema, ocurría otro; cuando no se agotaba el presupuesto, se retrasaba sine die el nuevo. Y ahora que, tras un convenio entre administraciones, iban a retomarse las obras en este pasado abril, la cosa tampoco va a llevarse a buen término, pues, al parecer, han surgido problemas de interpretación de los presupuestos.
Y es que en los últimos tiempos, mientras todo esto ocurría en la capital con su Palacio de Congresos, en diferentes localidades de la provincia, entretanto, tenía lugar, por ejemplo, la puesta en marcha del Centro de Artes Escénicas de Paredes de Nava, con un aforo de más de 400 butacas, de indudable éxito en la comarca, que desde su inauguración no ha cesado de programar actividades culturales de todo tipo con una extraordinaria acogida.
También ocurría recientemente la reforma y readaptación del Centro Cultural Provincial de la Diputación Provincial en la capital, con una amplia capacidad también en cuanto a su aforo.
Y en obras se encuentra actualmente el Centro Cultural de Baltanás, tras la adaptación de una antigua discoteca de la localidad, con una vocación también de acoger un aforo en torno a cuatrocientas butacas.
Por lo que cada vez que se produce un hecho así, la moral se nos vuelve a caer a los pies y todos nosotros nos mostramos mucho más escépticos.