Ni la lluvia, algo molesta por momentos, ni el frío, que de todo hubo como en los mejores tiempos de una fiesta popular típica de invierno en muchos municipios y domicilios, deslucieron la puesta en escena un año más de la tradición de la matanza. Del cerdo se come todo, gustan hasta sus andares, y ver en vivo cómo se despieza y se extrae de sus entrañas la materia prima para elaborar chorizos, morcillas, panceta o lomo es un atractivo que, en lugar de perder adeptos al rito, en la capital cobra cada año más auge y tirón, especialmente entre los más pequeños de la casa. Ellos, en primera línea del recinto acotado en la plaza Mayor, rodeado del mercado artesanal de Las Candelas, fueron los principales protagonistas.
Roberto Román, de la empresa Morcillas de Fuenteandrino, cumplíó -portando un micrófono inalámbrico conectado a una potente megafonía y acompañado de cinco personas de su equipo- nada menos que 14 años de presencia en la Fiesta de las Candelas y el mercado del mismo nombre que acoge en la ciudad a más de medio centenar de puestos y atracciones vinculadas a los productos artesanales. Sus explicaciones -didácticas y concisas- acercaron al público, mientras se despiezaba una hembra de cerdo de unos 130 kilos en canal, unas 12 arrobas, los pormenores de su sacrificio, del sangrado, del destazado y la extracción de tripas y lomos.
«Empezamos explicando lo que es una romana. La gente no sabe ya lo que es ese instrumento, que era utilizado para pesar al cerdo. A partir de ahí, hemos ido pormenorizando y detallando en vivo el aprovechamiento de las tripas, pezuñas, y demás partes del anima, que llega previamente aturdido para que no sufra. En todas las fiestas a las que acudimos, que son muchas, prima el respeto al cerdo, que no se puede comercializar y la ley marca que se trata de realizar una matanza domiciliaria, cuyo uso y disfrute es doméstico o en la comunidad que nos llama para hacer el rito. En nuestro caso, los productos extraídos aquí los donamos a una organización benéfica», indica.
Lo mejor del cerdo se ve y se degusta más en directo - Foto: Óscar NavarroA Roberto Román le acompañaron su hermano, su mujer y una hija mayor. «Todos conocen el ritual de la matanza de verlo en casa. Cada vez nos llaman de más pueblos de la provincia y de fuera. Vemos con satisfacción que las primeras filas las ocupan los chavales de cinco, seis, siete años y que quieren verlo, no se apartan y no quitan los ojos del aninal. Les gusta conocer más detalles. La explicación de cómo se aprovecha para el consumo humano y cómo se hacen las cosas a lo largo de la matanza es lo que más interesa y les llama la atención», señala.
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Lo mejor del cerdo se ve y se degusta más en directo
Lo mejor del cerdo se ve y se degusta más en directo - Foto: Óscar Navarro
Lo mejor del cerdo se ve y se degusta más en directo - Foto: Óscar Navarro
Y como colofón, nada mejor que degustar 1.000 raciones de chichurro elaboradas por el bar Maño, una una preparación culinaria que se sirve como unas sopas cocinadas con el caldo resultante de cocer las morcillas. Se hace solo el día de la matanza del cerdo en municipios terracampinos de Palencia y León.