Las brechas de género y los techos de cristal se van rompiendo y tienden a dar paso a la normalidad y que la mujer ocupe espacios en todos los ámbitos. El día a día en lo laboral con sello femenino se acercó ayer en la una mesa redonda, de la mano de la Subdelegación del Gobierno, bajo el epígrafe El talento y el emprendimiento femenino en la sociedad, a través de profesionales del mundo empresarial, sindical, la formación y el asociacionismo rural para generar oportunidades de empleo.
Manuela Merino, CEO de la empresa Merpacífico de envasado de pulpo, relata su experiencia positiva como emprendedora. «Podría decir que no he tenido obstáculos por mi género. Como persona joven no percibí esa inseguridad. Pocas veces hubo hombres que me he hicieran sentir más pequeñita y, aunque suene un poco violento, los que lo intentaron contaban con una inteligencia justa para pasar el día y sentí pena», afirma.
De su periplo laboral cuando puso en marcha el hotel Don Rodrigo en 2021 también guarda un buen recuerdo. «Cuando hice la obra, teniendo en cuenta que la construcción se mueve en un ambiente de hombres, estaba sola y acompañada del fontanero, el electricista y otros operarios. Ninguno de ellos me faltó al respeto jamás. Me tuvieron en cuenta siempre y tengo que decir que mi experiencia como mujer emprendedora ha sido muy positiva», desgrana.
Mar Albarrán habla desde su posición de técnico de CEOE Empresas de Palencia en un proyecto formativo de emprendimiento y cesión y venta de negocios. «No diferencio en la faceta emprendedora lo masculino de lo femenino al trabajar en ambos ámbitos. Lo que sí llama la atención es que son muchas las mujeres que crean un negocio, al ver una salida, por ejemplo, en actividades sanitarias», indica.
A su vez, concreta que las dificultades para poner en marcha una actividad empresarial «son las mismas para hombres y mujeres» en el caso de la financiación, lo económico o la gestión de trámites administrativos. «Yo tutorizo desde la idea más básica hasta la finalización y la puesta en marcha de un negocio. Coordino un equipo de hombres y para desarrollar proyectos comunes nunca tuve problemas», asevera.
Ana Rueda, presidenta de Empresarias Palencia y con un negocio de eventos y espectáculos que lleva su nombre. «Siempre mezclé los estudios con lo laboral y trabajé muchos años en la hostelería fines de semana para ganar un dinerillo. Mi mundo era el teatro y creé con otra socia primero una asociación y luego una empresa. Con la otra persona que trabajé los puntos de vista eran distintos y cada una tomó una dirección. Luego, por un decisión mala a nivel personal, me fui de Palencia y acabé con un aval a mi expareja y una deuda de 40.000 euros», asevera.
En este sentido, recuerda que la tocó volver a su ciudad con una sensación de fracaso. «Hice 13-14 horas en Renault para sufragar la deuda no era un trabajo que me gustará y no tenía ni para pagar una caña. De la ayuda de la familia y el apoyo de un amigo enMadrid surgió Ana Rueda Eventos. Hoy, tras mucho trabajo, me llena y, ya sin deudas, crecemos con 13 empleos junto a personas e instituciones que creen en el proyecto. No he notado dificultades que no hayan tenido los hombres para emprender y, al final, se trata de generar confianza entre la gente a la que ofreces tus servicios», se congratula.
SINDICALISMO Y MUNDO RURAL. Charo Bueno, ex-secretaria provincial de CCOO y trabajadora jubilada del sector alimentario, aún ve dificultades para las mujeres en el campo profesional. «A pesar de los avances, el mundo laboral es hostil hacia las mujeres. Cargamos en un 93% con las reducciones de jornada por maternidad o adaptaciones horarias para cuidados», dice.
En su opinión, las féminas ven lastradas así sus carreras profesionales. «Cuando a partir de los 30 años, que es cuando tenemos los hijos, se truncan. Siguen existiendo diferencias económicas y obstáculos a la hora de aspirar a cargos de mayor responsabilidad y desarrollo profesional. Hay que cambiar la mentalidad empresarial de crear sectores feminizados que, qué casualidad, coinciden con salarios más bajos y puestos de trabajo inferiores», lamenta.
Loreto Fernández, primero como agricultora y ganadera en el ámbito familiar y desde hace 25 años impulsora del asociacionismo rural femenino en la ejecutiva nacional y como presidenta de Fademur Castilla y León, apuesta por generar emprendimiento en la comarca de la vega saldañesa. «Costó empezar, lo hicimos con una cooperativa y nos movemos en la elaboración y reparto de comida a domicilio, junto al sector de los cuidados, con formación previa desde 2012, y hoy seguimos creciendo con 22 trabajadoras», puntualiza.
«No competimos igual con empresas grandes en los concursos públicos y sigo quejándome al respecto a las instituciones. Queremos seguir fijando población en los pueblos y lo vamos consiguiendo», asegura.