Si en el contexto de las elecciones europeas tuvieron relevancia este lunes unas declaraciones políticas son las que pronunció Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular y de la oposición al gobierno de Pedro Sánchez, abriendo la posibilidad a una moción de censura pasado el domingo, con el resultado de los comicios en la mano, si estos le auguran una superioridad manifiesta sobre el Partido Socialista.
Esta declaración de Núñez Feijóo tiene un doble filo, que le podría llegar a colocar en una situación incómoda en la recta final de la campaña, tras haberla encarrilado con discursos coherentes y episodios favorables como la efervescencia del caso que rodea al propio Sánchez a través de las polémicas actividades empresariales de su esposa, Begoña Gómez.
Por un lado, abrir la vía de una moción de censura, que no se comprendería si esta no tuviera posibilidad de culminar, le permitiría cumplir con su compromiso de finiquitar el ciclo de Pedro Sánchez quien, por cierto, viene demostrando en las últimas semanas un gobierno especialmente frágil y de alianzas inestables, que está llevando al país a una parálisis en un momento más que complejo. Sánchez no es capaz de sostener con fortaleza el gobierno a pesar de someterse al dictado independentista, que nunca ve saciada una ambición que, curiosamente, cada vez desconecta más de la sociedad catalana soberanista, que después de tantos años empieza a vivir con cansancio el proceso.
Pero no hay que perder de vista que la posibilidad de éxito de una moción de censura, en términos cuantitativos, pasa, como opción más viable, –no única, por supuesto–, por un hipotético y necesario apoyo de los de Puigdemont a Núñez Feijóo, un hecho que puede enturbiar los reproches políticos de los próximos días, otorgando a los rivales de los populares un argumento construido con relativa facilidad por mucho que el PP trate de desvincularse de los presupuestos independentistas de Junts.
Al margen de las encuestas que se han publicado durante esta campaña electoral, que dan una superioridad en nuestro país al PP frente al PSOE, confirman una tendencia, pero la indefinición del escenario obligará a analizar entre líneas el resultado final. No hay que olvidar que las elecciones son europeas, y no coinciden en esta ocasión con ninguna otra convocatoria nacional, por lo que, en teoría, no debería ser entendido el resultado como un plebiscito nacional. Sin embargo, excepto la coincidencia en la aspiración ascendente de la extrema derecha en toda Europa, no acaba de percibir el electorado, al menos en España, las diferencias ideológicas entre izquierda y derecha, y los mensajes, hasta esta semana, se han centrado en términos de política nacional.