El pasado domingo se cumplieron 25 años de la inauguración del puente del Obispo Nicolás Castellanos, más conocido en su día como el puente sur. Aunque su nombre oficial tardó meses en llegar y no estuvo exento de polémica, esta infraestructura se ha consolidado como una pieza clave en la movilidad de la ciudad. Fue el tercero en conectar las dos orillas del río Carrión, y un cuarto de siglo después, su impacto en el desarrollo urbanístico del sur de Palencia sigue siendo innegable.
A finales del siglo XX, el sur de la ciudad era un terreno en plena transformación y aunque ahora parece imposible imaginarse Palencia sin él, la historia detrás de la construcción de este puente estuvo lejos de ser un camino sencillo.
Retrasos y deslizamientos. La idea de levantar esta infraestructura surgió durante el mandato del popular Marcelo de Manuel, quien la consideraba fundamental para descongestionar el tráfico del Puente Mayor y del Puente de Hierro. Sin embargo, sacar adelante el proyecto se convirtió en una odisea. Las obras, adjudicadas a la UTE Begar-Copasa por 272 millones de pesetas, comenzaron en octubre de 1998, pero los problemas no tardaron en aparecer: un deslizamiento de tierras hacia el río obligó a paralizar los trabajos y construir un talud de piedra para estabilizar el terreno. Esto retrasó la inauguración, prevista para junio de 1999, hasta el 26 de enero de 2000.
25 años del puente de NicolásEl coste final ascendió a 300 millones de pesetas -300.865.639 para ser exactos-, una cifra notablemente superior al presupuesto inicial, que fue financiada íntegramente por la Junta de Castilla y León. Aunque se gestó bajo mandato del PP, fue el socialista Heliodoro Gallego, junto al consejero de Fomento, José Luis González Vallvé, quien la inauguró oficialmente.
El nombre oficial de esta estructura se decidió el 28 de octubre de 1999. Hasta ese día, todos los palentinos lo conocían como el puente sur, pero ese día, el pleno del Ayuntamiento decidió bautizarlo en honor al exobispo de Palencia, Nicolás Castellanos.
Llegar a un acuerdo no fue tarea fácil. El debate fue acalorado porque Izquierda Unida y el Partido Popular mostraron sus reticencias. «Los vecinos no van a cambiar de hábitos», sentenció Mariano San Martín, portavoz de IU, según la crónica de Diario Palentino. Por su parte, el popular Marcelo de Manuel defendió que Nicolás Castellanos merecía más que esta infraestructura: «El Partido Popular cree que no es correcto ubicar el nombre de este insigne personaje a un puente, porque en las calles hay buzones, tiendas y viviendas. Nicolás Castellanos se merece mucho más», dijo. De hecho, tanto IU como el PP propusieron alternativas, incluida la idea de dedicarle una calle en el barrio de San Antonio, pero, tras una reunión a puerta cerrada entre los portavoces de los tres partidos, se llegó al consenso.
Finalmente, adoptó el nombre del exobispo y, aunque algunos temían que los palentinos seguirían llamándolo puente sur, el tiempo ha demostrado lo contrario. Hoy, el puente de Nicolás Castellanos es un referente de la ciudad con sus 61 metros de longitud y 13 de sección (sumando las calzadas y aceras). Una obra que no solo descongestionó el tráfico de los principales accesos al centro, sino que también marcó el inicio de una nueva etapa en el urbanismo palentino.