El equipo del proyecto Ocupap (ocupación humana prehistórica en cavidades y terrazas fluviales del Alto Pisuerga) efectúa por cuarto verano consecutivo sus investigaciones arqueológicas en la cueva de Allende, en Liguérzana, pedanía de Cervera de Pisuerga.
Un grupo multidisciplinar de unas diez personas trabaja durante el estío en la cavidad para la localización e identificación de herramientas líticas, las cuales manifiestan la presencia de homínidos en la zona. La pasada campaña se saldó con el descubrimiento de unos «6.000 restos de industria lítica», los cuales muestran «evidencias claras» de pertenecer al Paleolítico Medio y Paleolítico Superior. «Ahora hemos entrado en un período más reciente con una de las dataciones: el Epipaleolítico», explica en Diario Palentino el director del proyecto, Genaro Álvarez, quien coordina los trabajos junto a José Antonio Caro, profesor titular de Prehistoria en la Universidad de Córdoba; y Marta Cañete, investigadora del área de Prehistoria en la misma universidad.
En términos cronológicos, los restos siglados (es decir, los identificados y catalogados) cuentan con dataciones de hasta el año 50.000 A.C. «En los niveles superiores, hemos encontrado elementos con una datación de unos 36.000 años respecto al presente. A partir de ahí, tenemos hacia arriba industrias totalmente diferentes, con herramientas hechas sobre pequeñas láminas, que son características del Paleolítico Superior», explica Caro. «Por encima de todo eso, nos han dado una cronología de hace 10.400 años, que está identificada con el período final de las sociedades depredadoras», subraya.
Si bien todavía no se han identificado restos óseos humanos en la cueva, las herramientas líticas del lugar son prueba suficiente para confirmar la existencia de humanos. En este sentido, las piezas más abundantes en la excavación durante la pasada campaña fueron los hendidores, una herramienta afilada que los homínidos empleaban para realizar cortes en diferentes tipos de materiales. «Lo hemos comentado con otros compañeros y les ha parecido sorprendente que aquí abunden estas piezas. No es frecuente que aparezcan tantos como nos están apareciendo a nosotros», comenta Caro. Asimismo, se ha identificado también otro tipo de herramientas, como raederas, empleadas también para trabajar diversos materiales; raspadores, utilizados para cortar pieles; o muescas, con las que se afilaban objetos.
En este sentido, desde Ocupap estudian los diferentes tipos de cortes para diferenciar entre los hechos por humanos y animales.
Más allá de las piezas, la presencia humana en la cueva se confirma gracias a «los hogares de fuego». «Nos están diciendo que aquí hubo un asentamiento del Paleolítico Medio», asegura Álvarez.
Dado que las actuaciones de Ocupap en cueva Allende comenzaron en 2021, el recorrido cartografiado alcanza los 200 metros de galerías laberínticas distribuidas en varios pisos. «La parte exploratoria se llevará a cabo a finales de septiembre, ya que tenemos que aprovechar el momento en el que la cueva tenga menos agua», anuncia el director del proyecto. Sumando el conjunto de las galerías, se puede llegar a alcanzar «el medio kilómetro de recorrido», recalca.
DIVULGACIÓN. Los resultados de las tres campañas anteriores en cueva Allende fueron presentados en la ciudad de York, Reino Unido, donde el equipo de Ocupap protagonizó una conferencia en la que detallaron las conclusiones obtenidas sobre la industria lítica, la fauna o los sedimentos, entre otras cuestiones. «Ahora se le está dando mucha más difusión, no solo a los trabajos en cueva Allende, sino al proyecto en sí», manifiesta Marta Cañete, quien actualmente está realizando su tesis doctoral sobre la cavidad de Ligüerzana.
Cabe destacar que los trabajos en la cueva cuentan con la colaboración de la Sociedad Espeleológica Geos, las universidades de Córdoba ySevilla, elInstituto Geológico y Minero de España, la FundaciónPalarq, la Diputación, el Ayuntamiento de Cervera y Ligüerzana.