La sardina, al fuego

DP
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El cortejo fúnebre, zancudos, catrinas, percusión y danza en una barra despiden el Carnaval en el Salón con pirotecnia, caldo caliente y sardinada

La sardina, al fuego - Foto: Sara Muniosguren

El desfile del Entierro de la Sardina de la capital trata de contar cada año con nuevos incentivos para aderezar un cortejo fúnebre en el que las plañideras, vestidas de riguroso luto, buscan consuelo en su triste adiós a Don Carnal. 

La plaza de San Pablo fue el punto de partida para continuar después por la plaza de León y cruzar toda la calle Mayor hasta concluir en en el centro del parque del Salón. Una gran batukada ponía un estruendoso ritmo al colorido y divertido pasacalles, que estaba encabezado por una comitiva de fin de Carnaval con la talla de la sardina de protagonista, que, portada por cuatro personas, lució nueva y colorida imagen. Las mujeres con trajes negros y otros personajes no estuvieron solos en su dolor, ya que varios zancudos -junto a dos catrinas gigantes de 3,5 metros de altura que dieron un toque mexicano a la cita- se sumaron a un séquito que mezcló alegría y tristeza, que siempre va por barrios para poner el broche de oro a estas jornadas festivas previas a la Cuaresma. 

Este año, como novedad, se sumó un vehículo-carroza que incorporó una barra de pole dance donde un bailarín hizo una exhibición durante todo el recorrido. Este tipo de baile se lleva a cabo ascendiendo y descendiendo en vertical una barra en una modalidad cuyos orígenes se remontan a la década de los 80 del siglo pasado. La danza es llamativa y utiliza como elemento un poste o caño vertical sobre el cual se realiza la actuación. 

Una vez finalizado el desfile, en el parque del Salón se ejecutó la quema de la sardina con un atractivo espectáculo pirotécnico formado por más de 200 efectos que se fueron lanzando al ritmo de la música. Además, el fin de fiesta se completó con una actuación de dos acróbatas aéreos, una con cuerda y otro, con aro, y con la participación, de nuevo, del grupo de batuka. Por su parte, la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos se encargó del reparto tradicional de caldo caliente aderezado, el que quería, con vino de Jerez, y de pinchos de sardinas de la que pudieron dar buena cuenta los palentinos que se acercaron al parque del Salón.

La concejala de Cultura, Laura Lombraña, destacó la afluencia de público a este acto y aseguró que «el Entierro de la Sardina se consolida» en el calendario festivo de la capital.

A comer ya sin entierro. Una vez pasado el mal trago fúnebre y para para paliar la tristeza que supone decir adiós a días de jolgorio y desenfreno, ayer dio comienzo en la capital la primera edición de la ruta gastronómica en Palencia no enterramos la sardina, nos la comemos. La iniciativa la integran 18 establecimientos entre bares, restaurantes y una pastelería, que ofrecen sus especiales y originales interpretaciones culinarias de la protagonista del final de Carnaval.

Se trata de propuestas dulces y saladas para convertir las sencillas sardinas en las protagonistas de suculentos platos y tapas de autor que se podrán degustar hasta el próximo domingo. 

Los establecimientos hosteleros participantes en esta actividad  son: bar Adrián; cervecería La Alcoholera; Babel; restaurante El Brezo; La Bruja Castellana; Gloria Bendita; Happy cafetería; El Maño; Moesia; gastrobar El Otro de Miry; Pío XII; pastelería Polo; Punto de Encuentro; Rivera 13; restaurante San Remo; restaurante Tappeteo; Y un Cuerno y El Trigal de la Martina.