El verano, y especialmente el mes de agosto, es tiempo de vacaciones, escapadas, viajes, piscina para combatir las sofocantes temperaturas propias de estos días y, por encima de todo, de fiestas patronales. Y es que por grande o pequeño que sea el pueblo y su presupuesto sea más holgado o ajustado, todos tienen la suya propia. Los preparativos son una carrera contrarreloj en la que los ayuntamientos y juntas vecinales tienen a su entera disposición a las empresas promotoras de espectáculos, que se encargan de tenerlo todo listo para los días más importantes del año en cada una de estas localidades.
Los vecinos son cada vez más exigentes y las corporaciones municipales quieren estar a la altura de esa demanda. Fruto de ello, los pueblos destinan de media ya entre un cinco y un diez por ciento del presupuesto municipal a fiestas patronales y otro tipo de propuestas de ocio, que los municipios de mayor tamaño se prolongan durante todo el año y en aquellos con un padrón más reducido se ciñen al verano. Sirvan como ejemplo Guardo, que destina a este apartado 155.000 de los casi siete millones de euros que maneja para el presente año, o Villamuriel de Cerrato, que eleva la cifra a 170.000 de los 7,3 millones de presupuesto para este 2024. Y es que, como sostiene el alcalde de esta localidad, Roberto Martín, «la fiesta, el ocio y la cultura también generan calidad de vida y ayuda a asentar población». Aguilar de Campoo gasta en este apartado 135.000 euros (unos ocho millones de presupuesto) y Venta de Baños reserva 187.000 (ocho millones).
También depende de lo rico que sea el pueblo en cuestión, pues hay factores que disparan los posibles de los ayuntamientos como es la existencia de aerogeneradores, paneles fotovoltaicos y, hasta hace no mucho, incluso una central térmica en el caso de Velilla del Río Carrión. Este último es un claro ejemplo de cómo se han tenido que adaptar a la nueva realidad, pues los fondos para fiestas han descendido de los 130.000 euros a repartir entre Nuestra Señora y San Roque (en unos días) y San Juan cuando la planta estaba conectada a la red a los 70.000 actuales, la mitad.
«La mayoría de los pueblos maneja presupuestos muy similares de un año para otro y, ante la subida de precios, opta por otro tipo de contrataciones o baja la calidad del producto», explica a Diario Palentino José San Millán, de Espectáculos San Millán. Además, subraya que nada tiene que ver la tarifa entre semana que un fin de semana, y que todo sube de precio a medida que se aproxima el mes de agosto. Lo dice con conocimiento de causa, pues este 2024 su empresa -también gestiona siete orquestas- estará presente en más de 300 pueblos del noroeste de España, principalmente en Castilla y León, pero también en Navarra, Cantabria y País Vasco.
ORQUESTAS MÁS CARAS
Ese interés de alcaldes y pedáneos por ofrecer unas fiestas de calidad a sus paisanos tiene un precio, que se ha disparado desde la pandemia «alrededor de un 25 por ciento», aseguran desde el sector. Ante esta circunstancia, toca apretarse el cinturón o destinar más fondos de las arcas públicas, pues según explican las empresas especializadas, su precio ha pasado de unos 8.000-9.000 euros (una formación de un tamaño ya considerable) en 2022, el primer año sin restricciones covid, a entre 10.000 y 11.000 euros en un día tan señalado como el 15 de agosto, festividad de la Asunción de la Virgen, con la mitad de los pueblos de Palencia -y de España- en fiestas.
¿Cuáles son los motivos de ese encarecimiento en el producto estrella de cualquier fiesta patronal? Los factores son diversos, e incluyen la utilización de equipos cada vez más sofisticados (a los tradicionales focos se han sumado de manera progresiva pantallas cada vez más grandes), el precio de la gasolina repercute de manera directa en los desplazamientos (la práctica totalidad viaja con un trailer-escenario) o los hoteles, donde pernocta todo el equipo humano. El número de componentes también influye, pues cuanto más personal (cantantes, músicos, bailarines y equipo técnico), más caro resulta el bolo.
Además, en los últimos meses muchas orquestas se han disuelto en la zona norte con lo cual la oferta se ha reducido y, por consiguiente, los precios han aumentado. «Los presupuestos post pandemia [mucho más elevados, porque había ganas de salir y desconectar de los meses de encierro] ya son historia, y se manejan otros más limitados, similares a los que se tenían antes del covid», subraya el director comercial de Conciertos Arpalencia, Jorge González.
DISCO, DJ Y CONCIERTOS
La orquesta es la propuesta musical que más parte se lleva del presupuesto, pero también la que más gente mueve, pues no solo anima a los vecinos del pueblo a salir a la calle, sino que atrae a los de las localidades del entorno. Sin embargo, también existen otras alternativas más económicas. Este es el caso de las discotecas móviles o los dj, que cobran cada año un mayor protagonismo en la programación festiva de la provincia. A modo de ejemplo, una sesión puede costar de media unos 500 euros, según las fuentes consultadas del sector.
«La gente tiene ganas de fiestas y se mantiene la tónica del año pasado después de recuperarse de la pandemia», explica Eduardo Ibáñez, del Grupo Ke. Por este motivo, las empresas promotoras ofrecen «alternativas de todo tipo para poder hacer programaciones acordes al presupuesto del cliente. Es decir, fiestas para todos según sus necesidades».
En este apartado destaca también los conciertos de «artistas conocidos», que tienen mucho tirón en el medio rural. Todo depende del presupuesto, y se puedo contar desde grupos y solistas ya consagrados en la escena musical española a otros emergentes, como puede ser el caso de Isabel Aaiún con su Potra Salvaje, que estará este miércoles (21 horas) en las fiestas de San Justo y San Pastor de Buenavista de Valdavia.