Las sorpresas y risas están hoy aseguradas en el Teatro Ortega. Descabellado, el show del popular mago Jandro, llega un año más a la capital para dejar a los palentinos con la boca abierta, ya sea por sus juegos de magia o por las carcajadas que se pueden desatar. «La última vez se llenó y nos han vuelto a invitar. Lo pasamos muy bien y nos reímos mucho», declara Jandro a Diario Palentino. 

El humor y la magia son las dos señas de identidad de este artista, al que muchos conocieron a raíz del programa televisivo El Hormiguero. No obstante, su carrera está compuesta de «pequeños pasos», que comenzaron en la televisión autonómica de Valencia. Eso sí, para Jandro lo primero que apareció fue la magia. «Comencé en este mundo con 14 años. Ves que la gente se ríe contigo y luego lo vas haciendo a tu forma», relata. A día de hoy «no se desprendería» de ninguna de las dos disciplinas. 

A pesar de ser un habitual en los teatros españoles, Jandro reconoce que «siempre hay más presión en la televisión», pues, argumenta, «no puedes conectar con el público todo lo que quieres porque hay una pantalla de por medio». Y es que la conexión con el público es para este mago «un acto de sinceridad». «Es lo que más me importa del show. Me gusta hacer cosas que me gustaría ver, por eso todo lo hago para los espectadores», subraya. «Que vengan al teatro me parece un gesto de generosidad por su parte», añade. 

Otra de las grandes insignias de su espectáculo es la interacción con el público. «El escenario es un momento de explosión de adrenalina y felicidad, de darlo todo. No cabe la seriedad ni la tristeza», enfatiza el mago antes de reivindicar que «no hay que autocensurarse». «Llevo muchos años metiendo la pata y espero seguir metiéndola muchísimos más. Eso significa que estás vivo y sigues probando nuevas cosas», manifiesta. 

La gira de Descabellado lleva varios años recorriendo los teatros españoles con «mucho éxito». Prueba de ello es que las salas que acogen este espectáculo no suelen conformarse con una única representación. «En todos los sitios a los que vamos acabamos repitiendo. Lo estamos pasando bien y la gente es feliz. Qué más se puede pedir», concluye.