La provincia en su peor crisis: 123 municipios sin nacimientos

Carlos H. Sanz
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Siete localidades no registran ningún alumbramiento en lo que va de siglo mientras que en 23 localidades no ha venido al mundo un solo vecino en diez años

La provincia en su peor crisis: 123 municipios sin nacimientos - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

En 2023, un total de 123 municipios de Palencia no registraron nacimientos, lo que representa el 64,5% de los 191 que hay en la provincia. Este es el peor dato anual desde el inicio del siglo XXI, según pone de manifiesto el informe elaborado por el sociólogo palentino Javier Gómez Caloca para Diario Palentino, a partir de los datos de la Estadística de Nacimientos. Movimiento Natural de la Población publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado 20 de noviembre. 

De hecho, la situación es comparable a la de 2020, año de la pandemia, cuando hubo 122 municipios sin nacimientos y es especialmente grave en algunos municipios de la provincia. Entre 2001 y 2023, en lo que va de siglo, hay siete localidades que no han registrado ni un solo nacimiento: Bárcena de Campos, Bustillo del Páramo, Micieces de Ojeda, Pozo de Urama, La Puebla de Valdavia, San Cristóbal de Boedo y Villalcón. 

Además, siempre según los datos del INE, hay 15 municipios que solo han visto llegar al mundo a un  nuevo vecino en el mismo período, lo que refleja la baja densidad poblacional y la falta de dinamismo demográfico. Se trata de Ayuela de Valdavia, Berzosilla, Boada de Campos, Payo de Ojeda, Pedraza de Campos, Población de Arroyo, Población de Cerrato, Polentinos, San Román de la Cuba, Santibáñez de Ecla, Tabanera de Valdavia, Valle de Cerrato, Villacidaler, Villarmentero de Campos y Villodre.

En este mismo período, en la provincia hay 55 municipios que acumulan 20 años o más sin nacimientos, mientras que también, en los últimos diez años, 23 pueblos no han registrado ningún nacimiento, destacando localidades como Arconada, Ayuela de Valdavia, Baquerín de Campos, Berzosilla y Pedraza de Campos, entre otras.

La capital también sufre esta tendencia. En los primeros quince años del siglo XXI, los nacimientos en Palencia superaban los 600 anuales. Sin embargo, en 2016 se registraron por primera vez menos de 500 alumbramientos, y en 2023 se alcanzó un mínimo histórico de 395 partos.

saldo vegetativo. Con estas cifras, no resulta una sorpresa que el saldo vegetativo, que mide la diferencia entre nacimientos y defunciones, sea especialmente negativo en Palencia. En 2023, la provincia registró 788 nacimientos frente a más de 2.000 defunciones, lo que equivale a 2,8 defunciones por cada nacimiento. La situación se agrava en muchos municipios: en 80 localidades, solo se celebraron defunciones en 2023, sin un solo nacimiento. En 36 municipios, no hubo ni nacimientos ni defunciones, reflejando un estancamiento absoluto; mientras que solo ocho localidades presentaron un saldo vegetativo positivo, encabezados por Villamuriel de Cerrato (+16) y Grijota (+15).

En resumidas cuentas, el declive demográfico de la provincia enfrenta un serio reto marcado por una pronunciada caída en los nacimientos y un saldo vegetativo cada vez más negativo. Esta situación se inscribe en un fenómeno más amplio de despoblación que afecta especialmente a las zonas rurales. 

El análisis de las cifras recientes y las valoraciones del sociólogo Javier Gómez Caloca permiten arrojar luz sobre las causas y consecuencias de esta problemática. Para este experto, destaca el hecho de que «desde que en 2018 se bajó de los 1.000 nacimientos anuales, el descenso no se ha frenado». Añade que «los avances estadísticos de 2023 confirman esta tendencia», con un saldo provincial que sigue mostrando «un envejecimiento poblacional creciente».

Es cierto que la caída en la natalidad y el saldo vegetativo negativo no son problemas aislados, sino el resultado de décadas de migraciones y transformaciones socioeconómicas. «La secular ausencia de nacimientos en casi dos tercios de los municipios de Palencia, especialmente en los más pequeños, no tiene una causa única ni es algo nuevo», comenta Gómez Caloca, que señala que el fenómeno se remonta al éxodo rural iniciado en el siglo XX, que «ha vaciado progresivamente el campo con destino, sobre todo, al País Vasco, Madrid, Cataluña, Cantabria y Valladolid». 

Esta emigración masiva ha generado una «pérdida cuantitativa de población», así como una «creciente masculinización de las áreas rurales». Además, la emigración afecta principalmente a los jóvenes, especialmente a las mujeres, lo que produce una «práctica desaparición de mujeres en edad fértil» (15-49 años).

Es la tormenta perfecta que ha reducido a cero el número de nacimientos en muchos pueblos de la provincia, pero este fenómeno no se limita a las zonas rurales. Gómez Caloca advierte que «en las dos últimas décadas, el proceso de emigración también ha afectado a las ciudades intermedias, incluida la capital provincial». La marcha de los jóvenes universitarios fuera de la provincia supone que «se lleven sus futuras trayectorias vitales, incluyendo decisiones de formar parejas o tener hijos».

Implicaciones. El declive demográfico tiene implicaciones profundas para el futuro de Palencia. La despoblación afecta no solo al tejido social, sino también a la economía local y a la sostenibilidad de los servicios públicos. Municipios con cero nacimientos o saldo vegetativo negativo se enfrentan a la desaparición de su población a medio plazo, mientras que las localidades que crecen lo hacen gracias a la inmigración, no a la natalidad.

Incluso en la capital, el crecimiento poblacional registrado en 2023 (+407 habitantes) se debe a factores migratorios, ya que las defunciones (811) duplican los nacimientos (395). Y es que Javier Gómez Caloca subraya que «la mayoría de los municipios que aumentaron población en 2023 lo lograron gracias a flujos migratorios». En este contexto, la inmigración se perfila como una vía clave para paliar los efectos de la despoblación.

El informe también destaca cómo la falta de nacimientos impacta en otros ámbitos. En 80 municipios de la provincia, las únicas celebraciones registradas fueron funerales, lo que refleja la magnitud del problema. Además, en ocho municipios, entre ellos Abia de las Torres, Dehesa de Romanos, Pino del Río, Piña de Campos, San Mamés de Campos, Villamartín de Campos, Villanueva del Rebollar y Villaturde, se mantuvo un equilibrio entre nacimientos y defunciones.

Frente a esta situación, se requieren medidas urgentes y sostenidas para revertir la tendencia demográfica de la provincia. Estas medidas deben abordar tanto las causas como las consecuencias del problema: fomentar la natalidad con políticas que apoyen la conciliación laboral y familiar, así como incentivos económicos para las familias; atraer y retener población joven mediante mejoras en las infraestructuras y oportunidades laborales; y reequilibrar el territorio con inversiones en las zonas rurales para garantizar servicios esenciales como educación, sanidad y transporte.

En palabras de Gómez Caloca, «el futuro de Palencia depende de nuestra capacidad para revertir las dinámicas migratorias y demográficas». Sin estas medidas, el declive continuará, con graves consecuencias para la provincia y sus habitantes.