A David Martín Lazcano, palentino de la quinta de 1991, puede calificársele, sin temor a errar, de buen aventurero. Desde que finalizara sus estudios en el instituto Jorge Manrique de la capital ha ido sumando etapas formativas y laborales en diversos lugares de Europa, Oceanía y América. Pocos palentinos tendrán el bagaje de este ingeniero de Caminos, que eligió Burgos como primer destino para sus estudios universitarios. La ciudad del Arlanzón no es un lugar muy exótico para un hombre que nació a orillas del Carrión, pero sí el país al que se marchó con una beca Erasmus Mundus: México. «Aquí fue donde empecé a moverme», comenta el treintañero, que pasó por Granada para estudiar un máster de dos años.
Su estancia en el antiguo reino nazarí se interrumpió gracias a otra beca internacional, que tuvo como destinoSidney.En Australia, más allá de lo que aprendió en la universidad, hizó la que quizá sea la campaña promocional más efectiva de Palencia. Explicó a sus compañeros, la mayor parte asiáticos, que el nombre de su ciudad empezaba por P y se les quedó grabado. «Vino una chica de Valencia y todos decían que era de Palencia.No se lo podía creer», expone orgulloso el ingeniero. Tras pasar de nuevo por Granada para terminar el máster, se encontró con que el Parlamento Europeo buscaba ingenieros para diseñar unas oficinas. Era un contrato temporal y lo solicitó «por probar», con tan buena fortuna que acabó haciendo las maletas y se marchó ocho meses. «Me activó las ganas de trabajar en entornos internacionales», expone. El balance de Bruselas y Estrasburgo fue excelente, aunque, en una ocasión, tuvo un choque físico con Ursula von der Leyen (la actual presidenta de laComisiónEuropea). La cosa, por suerte, no fue a mayores.
De vuelta en España se planteó convertirse en funcionario, pero desde Europa volvieron a reclamarle. Concretamente, la Agencia Europea de Trabajo de Bratislava, donde permaneció un año en funciones de logística y de diseño de oficinas.«Es una agencia nueva que comenzó hace dos años», comenta. Y desde el pasado julio se encuentra en Praga trabajando en la Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial (Euspa, por sus siglas en inglés).Actualmente forma parte de la unidad de logística.
Con este bagaje, valora la seguridad, la poca contaminación y el transporte público de Europa. Entre sus propósitos está el de conseguir un empleo internacional más estable, aunque también mira de reojo a su lugar de origen. «Ojalá pudiera encontrar algo en remoto para ir más a Palencia», admite.No obstante, asegura que su experiencia por el mundo «merece la pena» y la recomienda.Eso sí,«el inglés es fundamental y el francés marca la diferencia».
Además, invita a todos los palentinos a consultar las ofertas laborales en la Unión Europea y las ayudas a los empresarios procedentes del Viejo Continente. «Hace falta que se conozcan más», concluye.