Una ola de ira, miedo e indignación

Agencias
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Miles de personas del mundo árabe se echan a la calle en un llamamiento a movilizarse contra Israel, mientras crecen los temores a que la violencia se extienda por Occidente

Una ola de ira, miedo e indignación - Foto: MOHAMED HOSSAM

Protestas masivas en Oriente Próximo, tonos políticos cada vez más agresivos, llamamientos a la movilización, amenazas de bomba en Europa... El ataque a un hospital en la Franja de Gaza, en el que murieron casi 500 civiles y cuya autoría no asume ninguna de las partes enfrentadas, ha desatado un terremoto en el mundo de efectos inciertos, lo que suma un nuevo ingrediente al conflicto palestino-israelí.

Miles de personas se echaron ayer a las calles de Egipto, Irán, Jordania o el Líbano, después de que el grupo chiita Hizbulá, que desde el pasado 8 de octubre está enzarzado en fuegos cruzados con el Ejército hebreo, llamara a la población musulmana a convertir la jornada en un «día de ira sin precedentes», al considerar que «las denuncias ya no son suficientes».

Las sedes diplomáticas de Israel y Estados Unidos se convirtieron en el epicentro de las manifestaciones. Las más grandes tuvieron lugar en Estambul (Turquía), donde al menos una persona perdió la vida y otras 63 resultaron heridas cuando una multitud se congregó frente al Consulado israelí para ingresar después a las instalaciones.

Otra de las protestas más multitudinarias tuvo lugar en Beirut, en el suburbio libanés de Haret Hreik, bastión de Hizbulá, donde cerca de medio millar de concentraciones corearon consignas como «Muerte a Israel» o «Vamos Said», grito con el que instaron al líder de la organización a intervenir en Gaza.

Además de enseñas del grupo chiita, los presentes ondearon banderas de Palestina, el Líbano e Irán, aliado clave del movimiento. Precisamente, Teherán advirtió que a Tel Aviv le espera una «dura venganza» por parte de los países musulmanes, a los cuales exigió «boicotear» a Israel. «Las llamas de las bombas israelíes-estadounidenses contra palestinos inocentes pronto alcanzarán a los sionistas», avisó el presidente iraní, Ebrahim Raisi.

No fue el único gesto de complicidad por parte del país persa, ya que, por primera vez en la Historia, la mezquita más importante para los chiitas en la nación, ubicada en Mashhad, izó una bandera negra con inscripciones árabes, en un claro llamamiento a la movilización contra el Estado judío.

La postura del mundo árabe se ha endurecido en las últimas horas, especialmente tras la negativa de Occidente de aceptar la «masacre» perpetrada, en su opinión, por Israel. En un tono inusualmente fuerte, el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, apuntó que de perseverar esas acciones, «será necesario pedir al pueblo egipcio que salga a expresar su rechazo», toda una declaración de intenciones en un territorio donde manifestarse es un delito.

Muestra de la tensión con la que se está viviendo esta tragedia y al poco de sus palabras, varias protestas multitudinarias se produjeron en universidades como la de El Cairo, algo inusual teniendo en cuenta que el derecho a la libertad de expresión está restringido.

Nuevas evacuaciones

Estas movilizaciones de la «ira» han aumentado los temores a que la violencia se extienda a otras partes del mundo, especialmente en Europa, que vive estos días una nueva ola de ataques de radicalizados en diversos países.

«La situación que tenemos ahora en Israel y en la Franja también podría conducir a una radicalización en la UE», indicó la comisaria comunitaria de Interior, Ylva Johansson, que advirtió que la amenaza ahora es «alta», sobre todo ante los «lobos solitarios».

De hecho, el Palacio de Versalles tuvo que ser evacuado durante la jornada por una amenaza de bomba, la tercera vez desde el sábado pasado, y además al menos ocho aeropuertos fueron desalojados en Francia, que se encuentra en alerta máxima por atentados terroristas.

También el aeropuerto de la ciudad belga de Ostende tuvo que ser cerrado tras una alerta de similares características, apenas dos días después del atentado terrorista en Bruselas en el que fueron asesinados dos ciudadanos suecos.