Palencia refuerza la tradición de las chapas con 25 locales

Carlos H. Sanz
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El arraigo de esta práctica vinculada a la Pasión crece en pueblos y bares rurales de la provincia frente a los 18 permisos del año pasado

Palencia refuerza la tradición de las chapas con 25 locales

Con un total de 25 establecimientos autorizados en toda la provincia, Palencia se mantiene como uno de los territorios donde la tradición del juego de las chapas conserva mayor vitalidad. La práctica, estrechamente vinculada a la Semana Santa y reconocida por la Junta de Castilla y León como parte del patrimonio cultural popular, ha logrado sostenerse a lo largo del tiempo en muchos municipios del medio rural.

En la capital, el único bar en el que se cumplirá con esta tradición es el Bar Rosa Eva, en la calle Los Abetos. En la provincia, la distribución de los locales autorizados abarca una amplia franja geográfica que incluye tanto municipios de referencia como Aguilar de Campoo, Saldaña, Cervera de Pisuerga o Herrera de Pisuerga, como pequeños núcleos rurales como Buenavista de Valdavia, Amusco o Lagunilla de la Vega, lo que confirma que el arraigo de las chapas trasciende el tamaño o la población de los municipios.

El mantenimiento de esta tradición también se refleja en la diversidad de establecimientos que han decidido acogerla: bares, cafeterías e incluso hoteles y pubs, lo que muestra una voluntad activa del sector hostelero por sumarse a las celebraciones de la Semana Santa no solo desde el punto de vista económico, sino también cultural.

cara y lis. El juego de las chapas, practicado tradicionalmente en Castilla y León entre Jueves Santo y Domingo de Resurrección, constituye una costumbre profundamente arraigada en municipios de todo tipo, aunque es en las zonas rurales donde sigue desarrollándose con mayor fuerza. Se cree que el origen de este juego se remonta al sorteo realizado por los soldados romanos para decidir quién se quedaría con la túnica de Jesucristo antes de su crucifixión.

El juego consiste habitualmente en el lanzamiento de dos monedas conocidas como perras gordas, que tradicionalmente eran monedas de 10 céntimos de la época de Alfonso XIII. Los jugadores se agrupan en torno a un corro dirigido por el organizador del juego, conocido como baratero, el cual debe satisfacer una tasa administrativa de algo más de 30 euros que abarca todos los días de práctica. En este contexto, los jugadores apuestan una cantidad de dinero establecida por un jugador que actúa como banca y que lanza las monedas, y deben intentar adivinar si ambas monedas quedarán con la cara o la cruz (lis) hacia arriba. Si las dos monedas muestran caras diferentes, la jugada debe repetirse hasta que ambas coincidan en la misma cara.

Este juego está regulado por la Junta de Castilla y León mediante dos normativas: el Catálogo de Juegos y Apuestas, que establece sus reglas de juego, y el Reglamento regulador de la actividad, que establece su organización y la necesaria autorización administrativa para su práctica.

El consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago, ha recordado que «el juego de las chapas es una tradición clave que forma parte de la identidad de la Semana Santa en numerosos pueblos de Castilla y León. Por ello, desde la Junta autorizamos la conservación de esta costumbre, proporcionando seguridad jurídica a sus organizadores y protegiendo a los jugadores frente a posibles comportamientos incorrectos».

normas. El reglamento que regula la organización del juego de las chapas establece que todas las apuestas deben realizarse con dinero en efectivo, prohibiendo las apuestas sobre bienes muebles, inmuebles o animales. Además, permite que el juego se desarrolle tanto en espacios cerrados como al aire libre, siempre con los permisos municipales pertinentes, bajo luz natural y a una distancia superior a 100 metros de cualquier centro educativo. En todo caso, este año no existe ninguna solicitud para su práctica al aire libre.

Entre las infracciones administrativas se consideran graves o muy graves la organización de partidas clandestinas, la manipulación del material de juego, el impago a los jugadores de las cantidades ganadas y las conductas irrespetuosas hacia los participantes.

Palencia, con 25 autorizaciones concedidas -siete más que el año pasado-, se sitúa como la segunda provincia con mayor número de establecimientos autorizados en toda Castilla y León, solo por detrás de León (30). Muy cerca se encuentra Valladolid (23), mientras que el resto de provincias se sitúan a bastante distancia.