Los palentinos ya no caldean sus hogares con madera procedente de los árboles del monte El Viejo, pero aquella ancestral costumbre del reparto de suertes de leña -que aún se mantiene en el medio rural- derivó en la capital en una bonita tradición festiva en la víspera de San Juan, copatrono de la capital: el reparto de tomillo.

Fruto de este evento, la capital se impregnó por unas horas de su inconfundible y envolvente aroma. Y es que esta planta de diminutas flores en tonos blancos, rosas o lilas, fue ayer una de las grandes protagonistas de la jornada en las plaza Mayor y de San Juanillo, escenarios de esta bonita y arraigada costumbre que corre a cargo del Ayuntamiento y la Asociación de Vecinos del barrio.

Cientos de vecinos y algún que otro curioso se hicieron con uno de los 3.000 ejemplares que el Consistorio adquirió en el Centro Villa San José. De esta manera, se volvió a demostrar que los palentinos mantienen un vínculo especial con San Juan, que viene de lejos y tiene mucho futuro por delante.

Tomillo que purifica el alma en Palencia - Foto: Sara Muniosguren

reliquias y santo. Como muestra de esta devoción y entrega de los ciudadanos, la plazaMayor exhibió las reliquias del copatorono, que se custodian en el depacho de la Alcaldía. Además, la cofradía del Santo Sepulcro realizó una procesión desde su sede en la calle de Lope de Vega con la talla de San Juan (anónima, del siglo XVII) hasta los pies de la casa consistorial. Allí les aguardaba gran parte de la corporación municipal, con la alcaldesa, Miriam Andrés, al frente.

Sin embargo, para quienes la víspera de San Juan fue especialmente emotiva fue para los cofrades del Santo Sepulcro que este año cumplen en el seno de la hermandad 25 años (doce cofrades), 50 (19) y 75 (Luis María Tito Bravo González).