La directora del espectáculo Cuba Vibra, Lizt Alfonso, fundó su propia compañía en 1991, Lizt Alfonso Dance Cuba. Del mismo modo, creó hace más de tres décadas una escuela de danza en La Habana, cuyo trabajo se traduce en más de 1.000 alumnos cada año.
Su show es un recorrido por los ritmos cubanos desde 1950. ¿En qué diferencia esa música de hace 70 años de la actual?
Es muy diferente, como diferente es la sociedad en la que vivimos. En esos años es cuando surge el mambo, la conga, el chachachá… Todos esos ritmos cubanos, que también trajeron una forma de bailar con ellos. La música no ha evolucionado como debería. Estoy hablando del reageton, del rap y de todos esos ritmos de ahora que no tienen la riqueza musical de los de antes.
En nuestro espectáculo hay también varios momentos en los que se hacen guiños a la música de raíz, la que hace la cultura cubana como tal. En este caso, es una mezcla de las raíces españolas y africanas.
Qatar, México, Turquía, Sudáfrica o Canadá son solo algunos de los países en los que han actuado. ¿Cómo es adaptarse a cada público?
Lo importante es tener un buen producto. Cuando el espectáculo es bueno conecta con todos los públicos en cualquier parte del mundo. La conexión siempre es grande. Yo pienso que es por la fusión, el estilo que caracteriza a la compañía.
En el caso de la danza, el show tiene al ballet como columna vertebral. Si bien se emplean las danzas clásica, contemporánea o moderna, todo termina aplicándose a los ritmos cubanos. Después, tienes toda esa mezcla en la música también porque, desde el inicio de la compañía, el vivo ha estado acompañado por una agrupación musical. Ese producto está muy sellado desde el punto de vista de la autenticidad de lo que representa. Eso es lo que hace que conectes con los públicos del mundo entero. La gente, cuando se sienta a ver Cuba Vibra, siente que está en el escenario con nosotros.
La danza tiene una cosa muy buena: es un lenguaje en movimiento. No necesita un texto. Da igual que en el país en el que actuemos se hable chino, árabe, inglés o portugués que la gente sabe de lo que se está hablando.
En todo ese abanico de países en los que han estado se encuentra Cuba. ¿Supuso una mayor responsabilidad actuar allí?
Exactamente. Es muy bonito porque es tu música y tus raíces. Cuba es la mezcla explosiva de varias influencias. Además, se encuentra en el medio del Caribe, con Estados Unidos arriba y toda América Latina abajo. A nosotros nos llega mucho de todas las partes del mundo y eso es lo que hace que nuestra danza sea tan rica.
La responsabilidad también se encuentra en que hemos incorporado muchos ritmos bailados e interpretados musicalmente en la geografía mundial. Eso es bonito y te motiva, aunque lo llevamos con mucha tranquilidad y orgullo. Por eso, cada noche, salimos a darlo todo.
¿Qué es lo que hace tan especial a la música cubana?
La mezcla desde los inicios, desde nuestro baile nacional, que es el danzón. Esa riqueza, con todas sus influencias, consiguió crear algo nuevo y auténtico.
Entre sus distinciones, llama la atención que la BBC la consideró como una de las mujeres más influyentes e inspiradores en 2018. ¿Cómo lo vivió?
Hubo incluso un momento en el que lo cuestioné. Me dijeron que llevaba muchos años al frente de una escuela de danza que, durante todo este tiempo, ha formado a muchísimos jóvenes. Me quedé de una pieza.
Cuando estás envuelto en algo que haces todos los días, lo haces de una manera normal. Ahora que estamos de gira, la gente me pregunta si me doy cuenta de todo lo que estoy haciendo.