Felipe VI, un rey para la España del siglo XXI

J. Villahizán (SPC)
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El país conmemora el próximo miércoles el décimo aniversario de la proclamación de un monarca que protagoniza un moderno reinado marcado por la honestidad, la cercanía y la transparencia

El nuevo soberano ofreció un solemne discurso ante las Cortes Generales en presencia de los tres poderes del Estado, la reina Letizia, la Princesa de Asturias Leonor y la infanta Sofía. - Foto: EFE/J.J.GUILLÉN

Fue un día grande para la Historia que quedará en los anales de los libros de texto. El 19 de junio de 2014, don Felipe se convirtió en el nuevo rey de España tras abdicar su padre Juan Carlos I el día anterior después de 39 años de reinado. Esta séptima renuncia en la trayectoria monárquica española llevó a la proclamación del nuevo soberano en un solemne acto en el Congreso. 

En su discurso de investidura ante las Cortes Generales, el monarca, en presencia de los tres poderes del Estado y ante doña Letizia, la princesa de Asturias, Leonor, y la infanta Sofía, se comprometió a preservar una conducta «íntegra, honesta y transparente» de la Corona en un país donde caben «todas las sensibilidades», además de transmitir los valores de la democracia y la Constitución a las nuevas generaciones.

Con tono sincero y directo, el nuevo rey emocionó con una alocución en la que prometió una Monarquía del y para el siglo XXI, con una institución «renovada para un nuevo tiempo», centrada en la unidad como valor supremo de fortaleza del pueblo español. 

Diez años han pasado desde ese discurso de Felipe VI en el Parlamento y sus palabras siguen resonando de la misma forma en la conciencia colectiva de los españoles: unidad, democracia, compromiso, integridad, transparencia y pluralidad. Unos valores que el jefe del Estado ha salvaguardado en todo momento y durante esta década.

La ejemplaridad y la continuidad de su papel moderador en el país eran los retos que en junio de 2014 se asignaron a don Felipe. Una responsabilidad para la que se había preparado durante toda su vida y cuyas funciones ya había desempeñado de facto los meses inmediatamente anteriores. 

Este momento histórico significó para la sociedad española la renovación de una monarquía comprometida con la democracia y con los nuevos retos de un país embarcado de lleno en un futuro prometedor.

El soberano destacó entonces las grandes diferencias y desafíos a los que se enfrenta el país en esta nueva etapa, marcada por el cambio y la transformación. Un mandato de los ciudadanos que «nos exige situar a España en el siglo XXI, en el nuevo mundo que emerge aceleradamente en la era del conocimiento, de la cultura y de la educación».

El monarca tampoco quiso olvidarse de los más necesitados, de aquellas personas que sufren el rigor de la falta de trabajo o de las penurias económicas. A todos ellos envió un mensaje de aliento y de optimismo para alcanzar una España mejor entre todos.

Unos mensajes que siguen calando en la sociedad 10 años después y que son renovados en cada discurso conforme a la actualidad política o económica del momento, pero que mantienen la esencia de unos valores constantes de unidad, sacrificio y esperanza.

Precisamente, durante esta primera década de reinado, Felipe VI ha lidiado con notables acontecimientos políticos y sociales tanto en clave nacional como internacional. Un vasto abanico de obstáculos desplegado durante estos ejercicios, para quien ha sido llamado a ser un monarca moderno y del siglo XXI.

Un paso al frente

Uno de los desafíos a los que tuvo que enfrentarse en su defensa incondicional de los valores democráticos fue en 2017, cuando Felipe VI dio un paso al frente tras la celebración del referéndum ilegal en Cataluña que calificó de «inaceptable intento de apropiación de las instituciones». 

El jefe del Estado hizo un llamamiento de «responsabilidad» a los «legítimos poderes del Estado» para que aseguraran «el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña» que, como apuntó, están basados «en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía». 

El rey fue muy claro en su mensaje hacia la ciudadanía catalana a la que traslado que no estaban solos y no lo estarán.

Unas palabras de compromiso que resultaron claves y necesarias para «la unidad y la permanencia de España» en circunstancias de inestabilidad política.

Felipe VI no solo ha tenido que enfrentarse a problemas políticos durante esta década de su reinado, sino también a situaciones familiares comprometidas en las que se han visto envueltos algunos miembros de la Casa Real. Su padre, el rey Juan Carlos abandonó España en 2020 fijando su residencia en Emiratos Árabes. Para preservar su imagen, don Felipe decidió renunciar a la herencia de su progenitor, mostrando una ejemplaridad de la Corona y desvinculándose de cualquier polémica. Actuó de igual manera con el ingreso en prisión de Iñaki Urdangarín, el entonces marido de la infanta Cristina.

Austeridad y claridad

Con el objetivo de ofrecer modernidad, austeridad y transparencia a la Monarquía, el soberano ya proclamó en 2014 que quería una institución renovada acorde a  los tiempos. Por eso, se comprometió a «velar por la dignidad de la Casa del Rey, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y clara» en sus actuaciones.

En aras de la ejemplaridad, don Felipe estableció pronto nuevas normas: se redujo el sueldo, prohibió que los miembros de la Familia Real trabajen para empresas o entidades privadas o que acepten regalos y favores de cualquier tipo. También sometió las cuentas de Zarzuela a una auditoría externa y publicó en su página web sus retribuciones, presupuestos oficiales y contratos.

En estas cuestiones económicas, sometidas cada vez más al escrutinio público, el rey ha buscado siempre proceder con moderación en sus actos, así como mostrar sin dobleces las cuentas de la institución. 

Con este nuevo espíritu, el reinado de Felipe VI busca y seguirá persiguiendo ser ejemplo para todos los españoles de lealtad, esfuerzo, honestidad y sensibilidad hacia el conjunto de los ciudadanos, como lo ha hecho durante los últimos 10 años.