El mes de diciembre ya está a las puertas, el frío comienza a hacer de las suyas en Palencia y los días son cada vez más cortos. Es tiempo de matanzas en el medio rural, un ritual que se mantiene en la provincia pese al paso del tiempo, los avances que ha experimentado la sociedad y la paulatina despoblación y el progresivo envejecimiento de los pueblos.
Muestra de ello es que la provincia batió récord del último lustro en la última campaña (2023/24), en la que se registraron un total de 320 sacrificios, según los datos aportados por la Junta de Castilla y León. En la temporada 2022/23 fueron 293 frente a los 308 de 2021/22, los 314 de 2020/21 y los 279 de 2019/20.
A los cerdos sacrificados en los hogares se suman los jabalíes a los que se ha dado muerte para autoconsumo, que se han disparado desde que el Ejecutivo autonómico lo permite. Así, en el período 2022/23 se anotaron 327 frente a los 555 de 2023/24. Finalmente cabe hacer mención a las piezas de caza, que ascienden a las 80 en la campaña 2023/24. Un dato muy por debajo de los 171 del pasado año, los 235 de 2021/22, los 163 de 2020/21 o los 2023 de 2019/20.
SIN CASOS DE TRIQUINA
Para que la tradición de la matanza domiciliaria se realice con las suficientes garantías sanitarias, la Junta establece controles sanitarios a cargo de veterinarios para prevenir enfermedades que se transmiten a las personas a través de la carne contaminada por parásitos como la Trichinella spp en especies como el cerdo doméstico y animales silvestres.
Bien es cierto que en la provincia no se diagnosticó animal alguno con triquina. Sin embargo, según explican los servicios técnicos, «hay que tener en cuenta que aunque está disminuyendo el número de cerdos sacrificados a nivel particular, a la vez se está incrementando el consumo de carne procedente de animales silvestres por lo que el riesgo de infecciones aumenta».
Como ejemplo, en la campaña anterior en provincias como Salamanca, Ávila, Burgos, León Soria y Segovia se comunicaron positivos, principalmente procedentes de cacerías. De ahí que la Junta señale que «se debe considerar que el riesgo de contraer la triquinosis existe y de ahí la importancia del control sanitario veterinario».
Y es que la triquinosis es una enfermedad de transmisión alimentaria que afecta al hombre cuando consume animales parasitados. Estos no mueren ni manifiestan síntomas, por ello solo puede detectarse con la investigación de la presencia de triquinas en la carne. El consumo de carne contaminada se manifiesta con gastroenteritis con dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarreas, así como la aparición de molestias y dolores musculares. En algunos casos puede desencadenar incluso la muerte.
HASTA EL 6 DE ABRIL
La presente campaña se desarrolla en el periodo comprendido entre el 25 de octubre y el 6 de abril de 2025. Para el análisis de la carne se utilizan métodos de diagnóstico muy sensibles que realizan en la provincia 14 veterinarios colaboradores.
Para la entrega de muestras se podrá contactar con uno de ellos o acudir a los servicios veterinarios oficiales. La muestra deberá ser de más de 150 gramos de carne, además de los pilares del diafragma o los maseteros en el caso de los cerdos; y los pilares del diafragma, la pata delantera o la lengua en el caso del jabalí.