Cristina Plazas acumula casi 25 años de trayectoria profesional a sus espaldas, en los que ha interpretado a varios de los personajes más reconocidos de las series españolas de los últimos años; como Marina en Los hombres de Paco, Laura en Estoy Vivo o Miranda en Vis a vis, por citar algunos de sus numerosos papeles.
Más allá de la pequeña pantalla, Plazas ha participado en varias obras de teatro, así como en películas y cortometrajes.
Recibe mañana el Águila de Oro del 35 Aguilar Film Fest. ¿Qué suponen para usted este tipo de reconocimientos?
A parte de que me provocan un sentimiento de ternura y agradecimiento por el hecho de que reconozcan el trabajo que hago, me permiten ver que han pasado ya muchos años desde que empecé. A veces, los premios son por el conjunto general de mi trabajo, no por un proyecto en concreto.
Cuando el reconocimiento viene de un lugar como Aguilar de Campoo, que tiene una tradición de más de 30 ediciones, es todavía más agradable y satisfactorio.
¿Cómo valora la celebración de festivales como este, que permiten acercar el cine al medio rural?
Lo valoro positivamente no, lo siguiente. Esto dinamiza a la población y permite a la gente ver una gran cantidad de cortometrajes sin tener que desplazarse a ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao.
Las películas son más accesibles de ver, pero los cortos no lo son tanto. Esto hace también que durante unos días en el pueblo se hable de algo más que lo cotidiano del día a día.
¿Cree que falta dar una mayor visibilidad a este tipo de obras de pequeño formato?
Sí que lo pienso y, además, estoy convencida de que si se programasen ciclos de cortos tendrían gran éxito. A mí, cuando me piden ser jurado de películas o series, pienso que no tengo ni el tiempo ni la concentración que se requiere, pero cuando son cortometrajes no tengo esa sensación. Como espectador, vives un largometraje en corto, con toda su intensidad completa.
He estado ahora de jurado en el festival Maniatic de Valencia de cortos de ciencia ficción y hay alguno que no olvidaré en la vida.
¿Supone un reto este tipo de trabajos por su corta duración?
Absolutamente. Yo he hecho muchos cortos, algunos de ellos muy buenos como Alumbramiento, de Eduardo Chapero-Jackson. Ese cortometraje lo rodamos en dos días, y mi parte en toda una noche. Si hubiera sido una película, las diferentes secuencias las habríamos hecho en una semana.
El reto es enorme, por eso hablo de la importancia de la concentración, no solo mental, sino de energía por parte de todo el equipo para hacer esa pequeña película en un tiempo récord. A mí los cortos me parecen milagros.
María Barranco recibe junto a usted el Águila de Oro. ¿Ha compartido rodaje con ella alguna vez?
No he tenido la suerte de trabajar con ella. Es una actriz que me encanta y me cae muy bien.
Es una mujer fascinante y se merece muchísimo este premio, ya que es una de las actrices dentro del cine español más queridas y admiradas por el público.
A lo largo de sus casi 25 años de trayectoria ha realizado trabajos para el cine, la televisión y el teatro. ¿Cómo se adapta a cada una de estas disciplinas?
Empecé haciendo teatro, pero comencé rápidamente a hacer televisión antes de tener experiencia. La sensación que me queda es que, poco a poco, he ido aprendiendo a actuar, sin centrarme en la modalidad. Luego me he ido adaptando a lo que técnicamente se requería en cada caso. Encaro con el mismo amor las tres disciplinas. Me encanta el cine y la televisión, pero sí que es verdad que el teatro tiene componentes distintos: es de mayor duración, es más difícil la rectificación de errores, etc.
Forma parte del elenco de actores de Beguinas, la nueva serie de Atresmedia que verá la luz en 2024. ¿Qué puede decir de ese trabajo?
Se va a estrenar en los próximos meses. Es una serie fantástica. Me encanta hacer trabajos de época, ya que te sitúan en un lugar completamente diferente a cuando haces una serie de televisión contemporánea.
Beguinas está ambientada en la España del siglo XVI. Interpreto a una noble con muchas fisuras y aristas que, pese a no ser protagonista, tiene una historia potente dentro de la obra. He visto ya algunos fotogramas y tengo muchas ganas de que se estrene.
Entre todos sus trabajaos ha interpretado a más de 70 personajes. ¿Hay alguno de ellos del que guarde un recuerdo especial?
En Estoy vivo fue la primera vez que pude hacer un poco de comedia, así que lo recuerdo con mucho amor. Todavía tengo algunos pantalones del personaje de Laura, y cuando me los pongo pienso: hay todavía mucha Laura dentro de mí.
¿Alguna vez ha incorporado los rasgos o la personalidad de alguno de los personajes interpretados en su vida cotidiana?
Siempre que se interpreta, en el momento en que un personaje da todo de sí y tú le das todo de ti, te modifica de alguna manera.
Los personajes me acompañan siempre mientras los hago, aunque sea de una manera muy leve. El último que interpreté fue el Diablo, de la obra El paraíso perdido. Cuando terminé la última función tuve la sensación de que me había liberado de él. Al final, se te quedan gestos y cosas que no son tuyas.
¿A partir de qué punto le empezó a reconocer la gente por la calle?
He tenido varios momentos. Depende mucho del look que lleve en los personajes. En Vis a vis me corté el pelo, y cuando lo llevo así todos me conocen por la serie. También me reconocen mucho por la voz.
¿Cuál te supone mayor esfuerzo?
Esfuerzo requiere todo y disfrute también, aunque lo que más me implica suele ser el teatro. Cuando te levantas un día de función estás pensando en ella durante todo el día y es más difícil desconectar.