Empate del Becerril que puede tener varias lecturas. Algunas positivas para quién piense que es un punto más (cuatro con los tres de Briviesca) cerca del objetivo. Otras negativas para los que crean que en superioridad numérica el equipo pudo hacer más en ataque (si bien es cierto que el Villaralbo tuvo, con uno menos, la más clara del partido).
No varió el sistema Francis Olea. 5-4-1 con Sevi en portería, Guti, Diego, Simal, Arranz y Amado en la defensa, Blanco, Pablo, Fabián y Conde en el centro del campo, formando algo parecido a un rombo y Mikel como referencia arriba.
La primera parte fue muy pausada. Las constantes interrupciones no facilitaron que se jugase con continuidad. Todo lo contrario. Con muchos balones divididos, ambos equipos intentaban jugar directo sobre sus hombres de ataque. También el Villaralbo de Chuchi Jorques, con caras conocidas en el césped como las de Yago Trigueros o Sekou. Ninguno de los dos combinados se terminaba de repartir la posesión. El encuentro estaba siendo disputado e igualado.
También en las ocasiones. Pablo estuvo cerca del gol tras gran pase de Guti. Inmediatamente después, Arranz la buscaba al primer palo en un córner. En la otra meta, un optimista Pepe intentaba sorprender a Sevi desde su casa. Amado y Blanco disparaban, pero demasiado alto. Poco más en el primer tiempo.
Cambió pronto el segundo con la expulsión, por doble amarilla, de Cepeda. El Becerril apretó y empezó a llegar con peligro y continuidad, pero sin concretar. Incluso cambiaba el esquema, dejando cuatro atrás y metiendo un hombre más por delante. Pero no había manera. Un férreo Villaralbo defendía bien y no daba opción a los morados. Un disparo cruzado de Toquero, que acababa de entrar, no era suficiente.
Tras esos minutos de cierto, no demasiado, asedio del Becerril, vuelta a la igualdad, pese a estar con uno menos el Villaralbo. La diferencia no fue tan notable. De hecho, la más clara la tuvo el cuadro visitante, después de un mano a mano de Rober con Sevi. El capitán terracampino lució sus reflejos para salvar a su equipo, que acabó empatando.