Un bébe prematuro que anhela una vida mejor

J. Benito Iglesias
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Ethan, hombre fuerte en hebreo, nació antes de lo previsto en un coche la madrugada del sábado. Sus padres, los colombianos Angie y Alvero, buscan casa y trabajo en la capital desde hace 25 días

Un bébe prematuro que anhela una vida mejor

Llegó el sábado cerca de la seis de la madrugada, adelantándose a un parto previsto para el 26 de diciembre, y lo hizo en un coche que pidió prestado a unos amigos su padre, Alvero Morera. Su nombre, ya pensado hacía una semana, Ethan, que traducido del hebreo significa hombre fuerte, guerrero, no puede ser más apropiado como protagonista del guión de una película con final feliz. Los gritos de la madre, Angie Carolina Bustos, diciendo que el bebé no esperaba más, hicieron detenerse a su marido a la altura de la calle Rizarzuela número 5 -zona tradicional entre los amantes del ocio nocturno el fin de semana- camino del hospital. Poco antes, la pareja de colombianos, ella de 32 y él de 42 años, había salido de un domicilio en la avenida Modesto Lafuente, en el que unos compatriotas los acogieron hace 25 días.

«A las 5 cinco de la mañana, en casa, empezaron las primeras contracciones y rompí aguas. De ahí fuimos al cercano centro de salud del parque del Salón y nos dijeron que   no había médicos. Tuvimos que parar camino del hospital y le grité a mi esposo que el bebé empezaba a salir de nalgas. Lo cogió, no sabía cómo actuar y salió del coche a pedir auxilio, ya que había mucha gente en la calle. Un chico colombiano, que dijo tener conocimientos sanitarios, se acercó, llamó a la policía y me comentó que empujara hasta la completa salida del niño, al que empezó a reanimar porque no respiraba. Un policía local, que llegó de inmediato con otra compañera, siguió las indicaciones del 112 hasta que llegó la ambulancia», señala Angie Carolina.

Ethan permanece en una incubadora del complejo hospitalario universitario de Palencia (Caupa), en el que su madre, ya de alta, ocupa un cuarto habilitado temporalmente. «El bebé no reaccionaba, lloré mucho y le pedí fuerza a Dios para que no le pasara algo grave. Una vez en la ambulancia, lo arroparon con una bolsa térmica. Todo nos pilló por sorpresa, sin llevar manta ni ropa de abrigo. El escucharle llorar y que me le pusieran en el pecho fue algo inexplicable. En el hospital metieron al bebé en una incubadora y yo terminé de expulsar la placenta. Ethan está un poco amarillo, le han colocado unas lámparas y se va recuperando bien», explica la orgullosa madre.

Un bébe prematuro que anhela una vida mejorUn bébe prematuro que anhela una vida mejorpor un futuro mejor. La noticia del alumbramiento en pleno centro de la ciudad corrió como la pólvora. «Nos han llegado al hospital detalles para el bebé. Aún no teníamos nada comprado y buscamos alquilar una casa, para lo que tenemos nuestros ahorros. Necesitamos empadronarnos en un domicilio e iniciar un proyecto de vida aquí. Tenemos con nosotros a nuestros dos hijos, Joseph, de nueve años, y Salomé, de dos años. Deben ponerse a estudiar y mi marido buscar empleo», señala.

El esposo, Alvero Morera, vivió una situación inesperada. «Tras decirme en recepción del centro de salud que allí no había médicos, al volver al coche camino del hospital mi mujer ya estaba dando a luz, no sabía qué hacer y tuve que parar el coche, salir y pedir a gritos ayuda. Afortunadamente luego todo fue bien», indica, aún reponiéndose del susto. 

Etham no vino al mundo con un pan debajo del brazo, recurriendo al refranero, y sus padres confían en recibir pronto apoyo. «He ofrecido adelantar seis meses de alquiler de un piso a una inmobiliaria, nos dicen que no es posible y todo son problemas. Vinimos de Bogotá con visado de turista, busco trabajo y soy técnico de electricidad industrial», indica Alvero Morera.

Un bébe prematuro que anhela una vida mejor
Un bébe prematuro que anhela una vida mejor
El primer ángel de la guarda que pudo ayudar a Ethan a venir al mundo fue Mauricio Romero, colombiano de 28 años con visado de turista y técnico auxiliar de enfermería en su país, estudios que espera homologar para ejercer su profesión Palencia. «Estaba de fiesta con mi primo y un amigo. Me acerqué al coche y me dispuse al sacar totalmente al bebé del vientre de la madre. Lo vi morado y sin respirar, no pude cortar el cordón umbilical al carecer de medios para ello e hice la primera reanimación antes de que la policía se sumase a esa tarea. Fue una casualidad que pasara por allí y me siento orgulloso de intervenir y haber ayudado a estos padres», relata.