Los tumores de mama son los más frecuentes en la actualidad y entre el cinco y el seis por ciento detectados presentan metástasis. Frente a la creencia de que la mayoría de los casos de cáncer de mama se curan, la realidad es que solamente ocurre en el 70 por ciento. Mientras que, además, el 30 por ciento de las mujeres diagnosticadas en estadios tempranos sufrirán recaídas a lo largo de su vida.
En Europa, cada año se diagnostican aproximadamente 531.000 casos nuevos, registrándose alrededor de 141.000 muertes debido a esta patología. Solo en España, se prevé que en este 2024 se detecten 36.300 nuevos casos de cáncer de mama. A lo que se le suma que la metástasis de mama es la principal causa de muerte entre mujeres de 35 a 50 años. Ante ello, la investigación y la prevención son los mejores aliados para elevar la supervivencia y mejorar la calidad de vida.
En concreto, el tratamiento del cáncer de mama metastásico continúa siendo uno de los grandes retos para la ciencia, debido a la potencial aparición de la metástasis en diferentes partes del organismo. Pese a que se encuentra camino de incrementar su tasa de supervivencia, aún queda mucho por hacer, mientras las pacientes pueden llegar a pasar por muchas líneas de tratamiento mientras ven cómo empeora su diagnóstico.
«El problema es la supervivencia, pero todo depende de si te funcionan o no las terapias que hay en este momento. Nuestras líneas de tratamiento son limitadas. Cuando una te falla, tienes que pasar a otra. Te produce incertidumbre porque no sabes si te va a funcionar», explica la presidenta de la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico (AECMM), Pilar Fernández.
El avance en investigación es fundamental en el tratamiento de estas mujeres para poder evolucionar en nuevas líneas cuando estas no funcionan. «Afortunadamente hoy están apareciendo terapias dirigidas según el perfil genético y molecular de cada paciente, y eso es lo que hace que la supervivencia aumente», incide Fernández. El reto actual se encuentra, de esta manera, en fomentar un diagnóstico precoz y certero y en identificar a las pacientes de mayor riesgo.
Por su parte, el tumor triple negativo, que se halla entre en el 10 y el 15 por ciento de las pacientes y es el más agresivo, puede tratarse con inmunoterapia para un cierto grupo de personas. Ante estos casos, la oncóloga afirma que los fármacos más recientes son oportunidades que no empeoran la calidad de vida. «Son fármacos que al ser dirigidos, van más selectivos a la célula» y permiten que la toxicidad previsible «se maneje con soporte de factores de crecimiento» llevando a cabo un seguimiento estrecho, continúa Hernando.
La terapia dirigida supone una de las opciones más efectivas del momento, pero es esencial tanto identificar las características de cada paciente como realizar una clasificación eficaz del tipo de tumor según el subgrupo molecular.
Así, los perfiles moleculares han clasificado el cáncer en función de la expresión de tres receptores: el receptor de estrógenos (RE), el receptor de progesterona (RP) y el receptor del factor de crecimiento epidérmico humano 2 (HER2).
Acceso a fármacos
Ante las soluciones médicas para paliar los efectos del cáncer de mama metastásico, desde la AECMM denuncian el «gran problema» de acceso a fármacos con el que se encuentran las pacientes. «Somos el primer país de Europa en ensayos clínicos en el reclutamiento de pacientes», reconoce Fernández, pero señala que tras la aprobación por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), comienzan los obstáculos.
La presidenta de la asociación explica que, una vez que estos medicamentos están probados clínicamente como efectivos, los países miembros de la Unión Europea deben implementarlos en la cartera común de sus servicios sanitarios. «Es decir, los que llaman precio reembolso, tiene que procederse a la financiación por el sistema sanitario, porque hablamos de 6.000 o 7.000 euros al mes, que muy poca gente los puede pagar», demanda.
Además, suma a la problemática la necesidad de ser financiado, denunciando que España se encuentra por debajo del plazo recomendado para la aprobación de fármacos, siendo 180 días los aconsejados desde la EMA, mientras que nuestro país se sitúan en los 629 días.
Lo fundamental es vivir
La incidencia de los casos de cáncer de mama continúa en aumento. La enfermedad puede desarrollarse por factores genéticos, aproximadamente un 15 por ciento, pero también influyen en gran medida los ambientales como el tabaco, el alcohol, el sedentarismo o la dieta. Según Blanca Hernando, la recomendación para prevenir esta patología reside en la autoexploración. Así, la oncóloga explica que los casos metastásicos suelen darse cuando se detecta de manera tardía desde el origen. Pese a ello, en ocasiones la enfermedad se encuentra indolente, y cuando se descubre ya está en un estadio avanzado. En los casos en los que avanza a metástasis, señala que las pacientes necesitan pruebas como biopsias líquidas, diagnóstico molecular o secuenciaciones masivas para saber la situación real en las que se encuentran. «Para mejorar tanto la supervivencia como la calidad de vida necesitamos que se realicen este tipo de pruebas diagnósticas y que se dé acceso a los fármacos», insiste Fernández, a lo que suma la necesidad de unidades multidisciplinares en los hospitales para mejorar la calidad de vida. «Lo fundamental es vivir», matiza.