El Ayuntamiento echará a andar el año que viene la cuarta gran reforma de la plaza de abastos en sus 125 años de historia, cambios que se van a centrar, sobre todo, en la mejora de su rehabilitación y de la eficiencia energética, pero que también está llamada a «enriquecer las condiciones de los comerciantes que trabajan en ella y también de los clientes, creando un espacio más atractivo y funcional para ambos».
Este es el compromiso lanzado por la concejala de Impulso Económico, Judith Castro, que ha avanzado que el Ayuntamiento incluirá una partida en el Presupuesto de 2024 para la redacción del proyecto de intervención en la plaza de abastos.
«Será una reforma de todo el conjunto y no integral porque no pretendemos levantar ninguno de los puestos que hay en la actualidad», dejó claro la edil, atendiendo así a la petición que los comerciantes trasladaron en octubre al equipo de Gobierno de dejar los puestos de venta tal como están.
El proyecto estará disponible en 2024 y, a partir de ahí, la intención del Ayuntamiento es ir dotándolo de fondos económicos, tanto propios, como de la Junta y la Unión Europea, para materializarlo de cara al fin del mandato.
«Iremos ejecutando este proyecto en función de las ayudas que consigamos y de los recursos propios que podamos destinar. En la reunión que mantuve con consejero de Industria, Comercio y Empleo de la Junta, Mariano Veganzones, me informó de que podríamos beneficiarnos de una ayuda de 500.000 euros, que aunque no dé para una reforma completa sí podemos iniciarla mientras vamos sumando esfuerzos económicos», explica Judith Castro, que trasladará a la administración regional el proyecto para la plaza de abastos en cuanto esté listo.
En la actuación que proyecta el Consistorio, es «prioritario» garantizar la eficiencia energética del edificio, así como dar solución a su falta de mantenimiento. «En la parte superior de la plaza hay numerosas grietas y aberturas en la chapa metálica y es clave reunificar los servicios, ya que cada puesto tiene su propio calentador. Además, las cortinas de aire caliente de las puertas no funcionan», enumera Castro, que recalca que al tratarse de una instalación de suelo radiante, en invierno todo el calor acaba perdiéndose por los muros superiores y el techo.
En lo estético, también se actuará en toda la iconografía y grafismos para lograr «una imagen unificada de los puestos», a lo que se sumarán mejoras en la iluminación, reparaciones o cuestiones como la instalación de fibra, porque ahora no disponen de internet siquiera, así como otras mejoras.
«La intención es conseguir mirar hacia arriba para disfrutar, además de la calidad de los productos de la plaza de abastos, de la belleza de su altura y sus forjados, que es lo que aporta algo distinto al mercado y lo convierte en un espacio muy bonito», sentencia la edil.
Los cambios en la plaza no afectarán sólo al edificio. El Ayuntamiento también va a poner en marcha una modificación del reglamento que atenderá las peticiones de los comerciantes para abrir la plaza a comercios no tradicionales y se modificará el sistema de traspasos y subastas porque está desactualizado, ya que se pensó para una concesión de 50 años que terminará en 2035, lo que penaliza a quienes quieren entrar a formar parte del mercado ya que deben abonar un canon de entre 7.000 y 16.000 euros, según detalla la edil de Impulso Económico, Judith Castro.
«Hay que darle una vuelta a todo el reglamento, es fundamental porque el objetivo que nos hemos marcado este mandato es dar la vuelta a esa sensación de que en la plaza se van cerrando puestos, romper la pescadilla que se muerde la cola y recuperar la actividad para otros 125 años», sentencia la concejala de Impulso Económico.
Las tres grandes remodelaciones del mercado
En sus 125 años de historia, la plaza de abastos ha sufrido tres grandes remodelaciones. La primera de ellas fue en 1982, ante la urgencia de dar soluciones a los innumerables problemas arquitectónicos que sufría y por los que se llegó a plantear años antes hasta su derribo y nueva construcción en otro emplazamiento.
Las obras duraron un año y medio, entre mayo de 1982 y noviembre de 1983 y supusieron una inversión de 77.572.911 pesetas que permitió levantar y renovar todo el pavimento, la construcción de nuevas redes de saneamiento y abastecimiento de agua; y el saneamiento y pintado de toda la estructura. Además, se dotó de energía eléctrica a toda la plaza, eliminando la defectuosa y parcheada instalación que tenía hasta entonces.
Sin embargo, el principal cambio que notaron los palentinos fue una nueva distribución del espacio de venta. El interior de la plaza de abastos se demolió al completo y se crearon 90 puestos interiores, a los que se sumaron otros 17 en el exterior para, principalmente, vendedores ambulantes y horticultores.
Además, se crearon espacios destinados a servicios comunes como un cuarto de basuras, un almacén, un puesto de administración, un despacho para megafonía y otro para el guardia municipal encargado de velar por la seguridad del mercado.
En el exterior también se llevaron a cabo mejoras significativas, como el arreglo de los zócalos, la instalación de lamas fijas de madera, el arreglo y el aislamiento de toda la cubierta.
El resultado, tal y como se cuenta en el libro El ayer, el hoy y el mañana del mercado de abastos de Palencia 1892-2012 que editó el Ayuntamiento, fue «un punto de inflexión». «El obsoleto mercado abastecedor de productos alimenticios se estaba quedando desfasado con las exigencias de entonces. Se hacía necesaria una evolución capaz de promover el acoplamiento a los nuevos tiempos, a la economía libre de mercado, a un consumidor de mayor poder adquisitivo y con un mayor nivel de exigencia en el acto de la compra. El estado del edificio de la plaza de abastos, previamente a la gran obra, no le permitía tener una posición competitiva en el mercado en general. Después de esta remodelación, la plaza de abastos se convirtió en un mercado moderno, competitivo y acorde con la nueva situación socio-económica de crecimiento».
La segunda gran mejora que recibió la plaza de abastos fue en el segundo lustro de la década de los 90 del siglo pasado, con la instalación del sistema de calefacción de suelo radiante. La actuación tuvo un coste de 35 millones de pesetas. En estos años se instalaron también las puertas automáticas, se saneó el tejado y se instalaron los contadores para cada puesto con otra inversión de 25 millones de euros.
Y la tercera y última reforma se llevó a cabo en 2012, después de que dos años antes los técnicos municipales detectaran graves problemas estructurales en las dos fachadas del edificio. En una primera fase, se solucionaron los problemas estructurales para asegurar la integridad del edificio; y en la segunda, se llevaron hasta 25 actuaciones, desde la retirada de la marquesina poco funcional que existía entre el edificio y el palacio provincial, a la creación de dos piezas acristaladas o quioscos en el espacio denominado Hierro y Cristal o el ajardinamiento vertical verde en la fachada del mercado, así como otras intervenciones menores en forma de mobiliario urbano o arbolado. Además, para conmemorar los 120 años de la plaza se instaló una fuente ornamental iluminada en la plazuela de la Sal.
Al igual que la que se llevó a cabo en la década de los 80 del siglo pasado, el Ayuntamiento quiso «reconceptualizar comercialmente el mercado de abastos para adecuarlo a las nuevas tendencias de consumo y ocio de los palentinos», según palabras del entonces alcalde, Alfonso Polanco. En total, cuatro años de trabajos y 800.000 euros, de los que 500.000 fueron aportados por la Junta.