Productos artesanos elaborados con mimo

DP
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Se dan cita hasta mañana en Dulzura en clausura seis conventos y monasterios de la diócesis: Brígidas de Paredes; Dominicas de Palencia; Clarisas de Carrión, Calabazanos y Astudillo; y Carmelitas de Carrión

Productos artesanos elaborados con mimo - Foto: Óscar Navarro

Los   amantes de los dulces artesanales tienen una cita ineludible estos días, y es que se celebra una nueva edición de la muestra Dulzura en clausura, una excelente oportunidad para adquirir productos elaborados por las religiosas de vida contemplativa de la Diócesis, más si cabe cuando se acercan fechas como las navideñas y en los expositores, entre otras delicias, los ojos se van a  los turrones, polvorones, mazapanes y hasta panetones, típico dulce de otras latitudes que va conquistando los paladares nacionales.  Adelaidas, almendrados, amarguillos, bombones, ciegas, cocadas, cordiales, damianitas, glorias, cañas, magdalenas, mostachones, paciencias, pastas, pastas de té, perrunillas, virutas, tostas, almendrados, roscas y roscos, roscones, rosquillas y sacristanes para hacer las delicias también de los menos golosos. 

Así, hasta mañana, en horario de  11 a 14, y de 16,30 a 20 horas, el claustro de la catedral -las anteriores citas tuvieron lugar en el hall del seminario mayor- acoge la nueva entrega de Dulzura en clausura, en la que se dan cita las Brígidas de Paredes de Nava (monasterio del Santísimo Salvador y Santa Brígida), las Dominicas de Palencia (monasterio de Nuestra Señora de la Piedad); las Clarisas de Carrión de los Condes (monasterio de Santa Clara), de Calabazanos (monasterio de Nuestra Señora de la Consolación) y de Astudillo (real convento de Santa Clara); y las Carmelitas Descalzas de Carrión (convento de la Santísima Trinidad).

La elaboración de dulces es, para muchos de los conventos y monasterios de vida contemplativa, su medio de subsistencia y su principal fuente de ingresos. Y para los ciudadanos estos dulces son una manera de disfrutar de productos de primera calidad, elaborados muchas veces a partir de centenarias,  y siempre con mimo por  monjas de clausura.

Dulzura en clausura nació en diciembre de 2016 a iniciativa del obispo, Manuel Herrero, para dar a conocer la labor y el trabajo que de manera artesanal realizan las religiosas de vida contemplativa; para posibilitar adquirir estos productos que habitualmente se venden en los conventos; y para facilitar a las comunidades religiosas incrementar las ventas de estos productos, ya que para muchas de estas comunidades este es su principal medio de subsistencia. 

El delegado diocesano para la vida consagrada,  José Aumente, destaca que Dulzura en clausura tiene «buena aceptación», así como  que es una iniciativa que resulta «muy positiva» para los monasterios. En esta ocasión el escenario es otro, el claustro  de la catedral, para aprovechar  un «espacio muy frío pero muy bonito» y «el turismo  que viene a la seo a visitar la exposición Renacer, a la vez que se realza lo que significa celebrar el séptimo centenario» del principal templo de la diócesis.