Publicar teatro en España es casi un milagro y muy pocas piezas logran aparecer impresas en papel. Pero, a veces, se produce. Y, lo que es todavía más extraordinario, se hace una edición completa: Renovado gran teatro del mundo (Sapere Aude, 2024). En ella, Ilia Galán recopila todas sus obras anteriormente publicadas, añadiendo algunas piezas juveniles y un guion de cine que pretende realizarse con la italiana RAI.

Con estilos varios, desde la clásica Matar a Cervantes, que fue puesta en escena en varias capitales en 2017 y sobre la que el compositor Alejandro Román está escribiendo una zarzuela, a otros libretos musicales para óperas de los compositores José María Sánchez, Zulema de la Cruz o Josué Bonnín de Góngora. 

En este volumen está desde la misteriosa y compleja obra El crimen de los símbolos, editada por primera vez en Italia, hasta una curiosa obra infantil navideña, El incendio de Belén. Tragedias como Después del caos y también comedias, estilo clásico o vanguardista y de cabaret, incluyendo incluso autos sacramentales. Algo único en el panorama actual de la cultura.

Como ya alude el título, este conjunto de piezas tiene como referencia a Calderón de la Barca, pues pretende, según dice el prólogo, mostrar la vida de un modo atractivo y a la vez educar y denunciar, como pretendieron Goethe o Schiller con el teatro alemán o «enseñar deleitando», como buscaba Lope de Vega. Se aleja así de la dramaturgia de evasión concebida solo como mero entretenimiento. «Vivimos en un mundo muy complejo donde no hay tiempo para perderlo, mejor aprender por medio de la literatura que aturdirse con gratas o divertidas palabras», como dice Galán.

Una mayor lectura

No son incompatibles las artes entretenidas y la enseñanza que, como autor de talante ilustrado, pretende este catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Carlos III de Madrid, desde enero profesor invitado de nuevo en la prestigiosa Universidad de Harvard. Con el apoyo de la SGAE espera que este volumen permita una mayor lectura y nuevos proyectos en la escena.

«Mis colaboraciones con músicos no solo se deben a cuestiones puntuales sino también al hecho de ser un melómano y, no en vano, además de la asidua asistencia a conciertos, al continuo conocimiento de compositores y músicos de los más diversos estilos, se deben también a las lecciones de Historia de la Música que he impartido durante años en la Universidad, invitando a algunos de los más eminentes compositores de nuestro tiempo, pero también se han mostrado en lecciones en otros foros y universidades», subraya.

No en vano, de algunas de sus investigaciones surgieron textos como el libro Estética de los compositores contemporáneos (los creadores hablan).