La decimoquinta legislatura de la democracia comienza a rodar en apenas 48 horas con la constitución de las Cortes Generales y la elección de las Mesas de ambas cámaras. Dado que el Partido Popular tiene mayoría absoluta en el Senado, todos los focos se centran en las negociaciones multilaterales para configurar la del Congreso de los Diputados.
Con un festivo de por medio, en el que España se paraliza, los pactos llegarán 'in extremis' dado que se ha impuesto la estrategia de Junts por Catalunya, el partido del fugado Carles Puigdemont, que ya ha anunciado que reunirá tan sólo dos horas antes del inicio de la sesión constitutiva de la Cámara Baja a su Directiva para decidir el sentido de su voto. La táctica de los independentistas catalanes pasa por convertir las negociaciones en una especie de subasta para sacar de la puja el mayor rédito posible.
En un escenario político en el que todo puede pasar, lo único cierto es que los españoles estamos asistiendo a un 'mercadeo' muy poco edificante en el que, bajo el eufemismo de 'conversaciones discretas' se hurte a la ciudadanía el calado de las negociaciones y las concesiones que están sobre la mesa. Es cierto que una democracia parlamentaria como la española las mayorías deben configurarse en torno a alianzas entre los partidos que constituyen la Cámara, pero esto no puede llevar a retorcer los reglamentos para, por ejemplo, facilitar que un partido político pueda formar grupo parlamentario sin tener el número mínimo de diputados exigidos.
La inestabilidad política salida de los resultados del pasado 23 de julio ha provocado más dudas que certezas debido, entre otras cosas, a que la doctrina acuñada por Pedro Sánchez, del 'no es no', elevada a su máxima expresión, lleva años impidiendo acuerdos entre el PP y el PSOE y dificultando sobremanera la gobernabilidad del país que tiene, ante sí, retos importantes.
Los socialistas que no quieren perder la Presidencia del Congreso, aunque para ello hayan tenido que sacrificar a Meritxell Batet, necesitan sí o sí el apoyo de Junts. Si no lo logran y el PP cierra el acuerdo con Coalición Canaria, la Presidencia de la Cámara Baja caería en manos de los 'populares' que ya controlan el Senado. Un escenario que, sin duda, complicaría las aspiraciones de Pedro Sánchez.
En nuestro país causa estupor que un populista como Donald Trump, imputado por intentar subvertir el resultado electoral salido de las urnas, pueda volver dentro de un año a la Casa Blanca. El mismo que debería darnos que un prófugo de la justicia española, alguien que declaró por unas la independencia de Cataluña esté condicionando la gobernabilidad de la cuarta economía del euro. Hay precios que no se pueden pagar