La corrupción acecha a la Moncloa

Pilar Cernuda
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El Gobierno de Sánchez cierra un año envuelto en dudas por los presuntos delitos que cercan a su partido y a su familia, así como por las evidentes discrepancias con sus socios de coalición

El jefe del Ejecutivo ha lidiado con cuestiones como el ‘caso Koldo’ o la nueva fuga de Puigdemont. - Foto: A. Martínez Vélez

Al echar la vista atrás, se llega a la conclusión de que el 2024 ha sido un mal año. Uno impregnado de casos de corrupción que han sembrado de inquietud el futuro de Pedro Sánchez, cuyos socios empiezan a valorar si sacan más rendimiento a las dádivas que consiguen al apretar con exigencias a cambio de mantener al presidente en Moncloa, o empiezan a perder crédito por seguir apoyando a quien descuida prestigio cada día que pasa. 

Tampoco ha sido buen año para Alberto Núñez Feijóo, con vaivenes inexplicables y con un equipo tan débil que ha provocado el comentario casi unánime de que es imprescindible hacer un cambio profundo en el PP si el partido pretende volver a gobernar algún día. Sí ha tomado una decisión que impide al PSOE igualar a los populares con la ultraderecha: Feijóo se ha plantado ante las amenazas de Vox de no seguir apoyando a los gobiernos regionales del PP y no ha dudado en romper con el grupo de Abascal, asumiendo el riesgo de quedar en precario. 

 En la izquierda de la izquierda, Sumar se deprecia cada día que pasa y lo que podría ser un elemento para que Podemos renaciera de sus cenizas no está tan claro que lo consiga: Pablo Iglesias hace amago de volver a la política, un movimiento que parece no provocar entusiasmo en las bases de un partido que con el tiempo ha perdido su identidad inicial.

Como no hay final feliz cuando se acumulan los problemas, España ha vivido en pleno otoño la mayor catástrofe de su historia: una dana que ha arrasado varios pueblos de Valencia con el resultado de más de 200 muertos y docenas de miles de familias que han perdido todo. Solo logran recuperarse a duras penas gracias a un inconmensurable movimiento de solidaridad que ha demostrado que los españoles sacan lo mejor de ellos mismos ante las desgracias. 

Entorno cercano

En febrero, el partido que ganó la primera moción de censura de la democracia acusando al Gobierno de corrupción, se vio envuelto en una ola de noticias a cada cual más devastadora para Sánchez, que afectaron a personajes de su partido, e incluso de su propia familia, con su mujer Begoña Gómez acusada de presuntas ilegalidades para hacerse con una cátedra extraordinaria en la Complutense. El hermano de Sánchez cambió su residencia de Badajoz a Portugal, un país menos gravoso fiscalmente y, además, se puso en cuestión cómo había obtenido su puesto de trabajo en la Diputación de la ciudad extremeña.

Nada más aparecer los primeros indicios de corrupción, el jefe del Ejecutivo se tomó cinco días de «reflexión» en los que se encerró en Moncloa con su familia. Cuando transcurrió el plazo que él mismo se había marcado, pidió audiencia al rey, que todo el mundo interpretó como anuncio de dimisión, pues en caso contrario no tenía objeto la audiencia. Sin embargo, Sánchez acudió a Zarzuela para anunciar a Felipe VI su decisión de mantenerse en la Presidencia.

Las noticias sobre presunta corrupción pusieron al Gobierno contra las cuerdas, pues entre los supuestos implicados estaban algunos de sus más importantes dirigentes. El presunto fraude fiscal del novio de Ayuso, que llegó a un acuerdo de conformidad con Hacienda, fue utilizado por Moncloa para contrarrestar las noticias sobre los socialistas, con maniobras tan burdas que provocaron la imputación del fiscal general del Estado. 

Sánchez ha sobrevivido porque no se arredra ante nada. Se defendió atacando a jueces, fiscales y periodistas por investigar las posibles fechorías que se habían producido en el entorno, con un enrarecimiento generalizado de la convivencia política y el distanciamiento de algunos de sus socios. Los Presupuestos siguen sin aprobarse a finales de año y varias leyes han sido tumbadas porque tanto Junts como PNV se han aliado con el PP y Vox, por lo que también se ha visualizado que algunos aliados temen que el apoyo incondicional a Sánchez les contamine.

En Cataluña, el socialista Illa se ha convertido en presidente de la Generalitat, Puigdemont ha perdido fuerza pero mantiene su aureola gracias a que Sánchez quiere afianzar más los lazos con él y Feijóo no rechaza llegar a acuerdos que debiliten al jefe del Ejecutivo. El líder de Junts tuvo su momento de gloria al viajar a Barcelona, pronunciar un discurso en la vía pública… y desaparecer para aparecer a los pocos días en Waterloo. Pocos dudan que fue posible gracias a un acuerdo con el Gobierno.

Además de Puigdemont y el fiscal general, otros personajes relevantes han sido noticia en 2024, aunque por razones muy distintas. Ábalos, su asesor Koldo García y el comisionista Aldama por sus vinculaciones con la corrupción; el dirigente de Más Madrid Íñigo Errejón, por un caso de presunto abuso sexual que le ha hecho dimitir de sus cargos políticos; Carlos Mazón por su desastrosa gestión de la dana en Valencia; Oriol Junqueras, por su reelección como líder de ERC aunque hubo una importante operación para desbancarle, y una lista de nombres propios en la que tiene papel destacado Isabel Perelló. 

Gobierno y PP lograron desbloquear el CGPJ después de cinco años, y Perelló fue elegida nueva presidenta tras la propuesta del PP de poner sobre la mesa el nombre de una letrada considerada progresista.

Se aprobó la ley de amnistía exigida por los independentistas catalanes para seguir apoyando a Sánchez, pero el Supremo no ha dado luz verde a su aplicación. Los secesionistas han recurrido al Tribunal Constitucional, donde su presidente, Conde Pumpido, ha sido cuestionado todo el año por apoyar posiciones que convenían al Gobierno.

Una década de Felipe VI

En 2024 se han cumplido 10 años de la proclamación del rey Felipe VI tras la abdicación de Juan Carlos I.

Ha sido un año complicado para el monarca, al que ha afectado la convulsión política y el hecho de que ni el Gabinete ni sus socios expresen excesivo entusiasmo por la Corona. Se han vivido situaciones en las que el rey ha tenido que hacer todo un ejercicio de autocontrol ante algunas de esas faltas de respeto por parte de autoridades políticas que no han estado a la altura. 

La otra cara de la moneda ha sido la reacción de afecto a la familia real en sus apariciones públicas y la creciente simpatía hacia la figura de la Princesa de Asturias, mientras la infanta Sofía continuaba sus estudios en el mismo colegio de Gales que su hermana Leonor.

El año que finaliza ha sufrido una dana que ha supuesto un antes y un después en la percepción de que los españoles han tenido sobre la figura del rey y de la familia real.

Desde el primer momento expresó Felipe VI su deseo de acudir de inmediato a las zonas más devastada en compañía de Doña Letizia, y desde Moncloa se le dijo que debía esperar a que fuera Sánchez. Hicieron coincidir las dos visitas con el resultado de todos conocido: gritos y agresión al presidente de Gobierno, que abandonó la escena mientras los reyes permanecían en Paiporta, con el rostro y la ropa manchados de barro, aguantado a pie firme y, finalmente, escuchando a las personas que les trasladaban su desesperación.

Posteriormente, presidieron el funeral solemne en la catedral de Valencia, al que no acudió Sánchez.

Ya iniciados los días previos a la Navidad, hicieron una nueva visita, privada, acompañados de sus hijas. No gustó en Moncloa. La dana se convirtió en el eje central del discurso de Nochebuena de Felipe VI, que lanzó mensajes de gran calado, entre ellos, legislar pensando en el bien común y que el debate político se desarrolle con serenidad.

El 2024 no ha sido buen año en lo político ni en lo social. La inquietud sobre el futuro de las nuevas generaciones ha sido generalizada, aunque para los políticos el foco ha estado puesto en todo lo concerniente a la corrupción y cómo puede afectar a la continuidad de Sánchez.

Sin embargo, el presidente no se inmuta: seguro de sí mismo, convencido en que la oposición no tiene fuerza para luchar contra él, sigue adelante con políticas que satisfacen a sus socio... y que preocupan a gran parte de los españoles.