El 14 de noviembre de 1921 nació el Partido Comunista de España, fruto de la fusión del Partido Comunista Español y del Partido Comunista Obrero Español. Cien años para una formación que siempre tuvo arraigo en la provincia, y de los que dan cuenta tres militantes que han sido partícipes y protagonistas de esa historia a la que, aseguran, aún quedan capítulos por escribir: Antonio Herreros, Tello Mañueco y Mariano San Martín.
Un centenario que conoce a la perfección Antonio Herreros, una figura que fue clave tanto en la organización del partido en Palencia, como en el papel político que jugó tras la legalización, ya que fue el primer concejal y diputado provincial del PCE en Palencia, además de procurador en las Cortes, ya en la década de los 90 del siglo pasado.
«Es cierto que la historia de PCE transcurre en estos 100 años de unas formas completamente diversas, a veces incluso por la vía armada aunque acabaron por predominar los criterios de la filosofía política, pero siempre con el objetivo de conseguir lo que nosotros llamábamos la transformación revolucionaria de la sociedad», explica.
Si hay un término que define perfectamente esa «compleja» historia del PCE es el de clandestinidad. «Vivimos más tiempo así que en la legalidad», recuerda el exdirigente provincial, «pero nunca desapareció ni como partido ni de la actividad política» mientras «prácticamente el resto de las organizaciones políticas se pusieron a buen recaudo o desaparecieron en su actividad», añade Tello Mañueco.
Uno de los ejemplos más interesantes que pueden explicar la historia del PCE fue, precisamente, el del primer secretario provincial, Ambrosio Ortega Alonso, más conocido como Brosio. «A los 17 años ya estaba trabajando en la mina y era el enlace de su hermano y el resto de los guerrilleros en la parte norte de la provincia hasta que en el 1947 les detienen y comienza un periplo que es muy típico en la mayor parte de los militantes del PCE, que es el paso por la cárcel», rememora Antonio Herreros.
A Brosio le condenan a dos penas de muerte que fueron sustituidas por cadenas perpetuas, pero a su hermano le matan a garrote vil en la cárcel de Palencia, donde había coincidido con Melque Rodríguez Chaos, que fue quien encabezó la candidatura en las primeras generales en Palencia; y con Miguel Hernández, entre otros.
La figura de Brosio, reconocen, marcó el carácter del PCE en Palencia. Cuando sale de la cárcel en el año 1970, empieza a recomponer el partido y logra un centenar de militantes en la zona norte. Dos años después baja a la capital y con la ayuda de Herreros y el resto de militantes, rearma el partido en la zona sur.
«Claro que hubo voces que plantearon dejar la actividad por el peligro de ser perseguidos, pero frente a eso estaba un señor que acababa de salir de la cárcel tras pasar 24 años...», recuerda Herrero, que asevera que creyeron que con el respaldo de Brosio y de Melque Rodríguez, quienes sumaban 24 años de cárcel cada uno, estaba asegurado el triunfo en las elecciones generales en 1977, que se celebraron un mes después de haber sido legalizado el PCE. No fue así.
En las elecciones municipales de 1979 obtuvieron mejor resultado, sobre todo en Palencia, donde consiguieron dos alcaldes, en Venta de Baños y Velilla, tres concejales en la capital, un diputado provincial... Uno de los ediles de la capital fue Mariano San Martín. «Nunca pensaron que teníamos las ideas tan claras y cuando llegamos al Ayuntamiento, lo primero que planteamos fue un reglamento de participación ciudadana», recuerda el exedil.
«Fue un logro muy importante», recalca San Martín, quien mantiene en su memoria cómo sus tíos Paulino, Isaac y Urpiano fueron encarcelados. «En aquella época Urpiano era el responsable de Prensa, propaganda y agitación; le trasladaron de la cárcel de Palencia a la de Burgos y en el camino lo mataron. Mi tío Isaac estuvo 40 años en Bruselas, exiliado», rememora.
Momentos difíciles. Si hay algo que comparten estos tres militantes del PCE -y otros muchos- son momentos difíciles. «En la primera época de la clandestinidad, el relato histórico de la gran cantidad de gente que estaba en la cárcel y el desconocimiento e inseguridad hacían que todo fuese una especie de juego dramático entre la policía y nosotros», recuerda Antonio Herreros.
Tello, por su parte, evoca que fue en la Universidad de Salamanca donde le captaron para el PCE. «Iba a las asambleas y manifestaciones y dos militantes que había en mi clase se pusieron en contacto conmigo. A finales del 1974 me dieron el Manifiesto Comunista, que también estaba prohibido, para que me lo leyese en verano, y me ofrecieron su patrocinio si a la vuelta quería colaborar con ellos».
«De la clandestinidad ahora hablamos todos muy tranquilos, pero se pasaba muchísimo miedo. Cuando te decían que al día siguiente había manifestación por la amnistía sabías que iba a haber palos y detenidos, pero era mucho peor cuando tocaba repartir octavillas, ya que esa era una tarea para gente del partido, y en las que tenías en la mano un papel con el nombre del PCE y si te pillaban no había forma de escapar a la detención...», explica Tello Mañueco, quien ahora recuerda entre risas que «hasta tenía ficha en Baltanás de marxista peligroso».
El miedo y la incertidumbre con la que vivieron esos años solo se repitió una vez desde la legalización del partido y el inicio de la época democrática: el 23 de febrero de 1981. Sin embargo, ni siquiera entonces el partido se rindió a su meta. «El PCE siempre ha seguido con la idea del socialismo en libertad y la convergencia, creando unión y fuerza porque uno de los objetivos que nos dimos fue ver cómo éramos capaces de aunar a todas las fuerzas políticas», señala Herreros.
Así, recuerdan surgió Izquierda Unida y, hoy en día, les permite asegurar que el PCE tiene a dos ministros en el Gobierno, Yolanda Diaz y Alberto Garzón. «Hay quien pretende insultar diciendo que este es un Gobierno social-comunista... pero a nosotros nos encanta escucharlo», aseveran.