Todo empieza con una ronda en la que Kimi saluda a los usuarios. Estos lo acarician, uno por uno, antes de darle la bienvenida. Así comienzan las sesiones de terapia canina que, el primer lunes de cada mes, tienen lugar en la residencia de mayores de San Telmo, en las que, con la ayuda de un perro, los residentes mejoran sus capacidades físicas y emocionales. Y es que bien es sabido que los canes son los mejores amigos del hombre.
Esta actividad se implementó en la residencia, dependiente de la Diputación, antes de la pandemia, si bien estos años han servido para comprobar las mejoras en el bienestar de los usuarios y que están actualmente poniéndose de manifiesto. «Es una actividad grupal, que realizamos dentro del área psicosocial. Puede ser considerada como medicina preventiva, ya que está demostrado que la interacción y el beneficio que los animales aportan a las personas prolongan la vida y promueven la salud», apuntó el director de la residencia de San Telmo, Sergio Abril.
Entre 20 y 30 usuarios participan en estas sesiones, en las que el grueso de personas se mantiene constante cada mes. Todos ellos interactúan y juegan con el perro al tiempo que responden preguntas y estimulan sus recuerdos. «Se estimula el aprendizaje al ampliar vocabulario y mejorar la memoria. Además, podemos considerarlo un gran facilitador motivacional, ya que está demostrado que, al interactuar con un animal, rompemos ciertas barreras que tenemos preestablecidas y así poder expresarnos mejor y formar parte del grupo», detalló Abril.
Así, entre las actividades que se realizan en la sesión, se incluyen el jugar con la pelota, mantener un aro para que el perro pase a través de él, sumar, restar o responder cuestiones como el día o la estación en la que nos encontramos. «Desde el punto de vista de los beneficios, estos pueden ser físicos, ya que mejora las habilidades motoras; y psicológicos, pues aumenta las interacciones verbales entre los miembros del grupo, aumenta la capacidad de atención, potencia la autoestima, reduce los niveles de ansiedad y disminuye la sensación de soledad», desgrana.
Para la realización de estas terapias se va alternando entre dos perros, Kimi y Mocosa, ambos bien acogidos por los usuarios.
El diputado de Servicios Sociales, JuanAntonioObispo, asistió a esta sesión para comprobar cómo se desarrollan sus esfectos beneficiosos para los usuarios.
AYUDA. La sesión está conducida por Merche Albillo, psicóloga, arteterapeuta y entrenadora de perros del Equipo Dogtor, quien acumula a sus espaldas unos siete años trabajando con terapias de animales como las de SanTelmo. «Lo que yo noto es que se genera un vínculo afectivo. Los residentes, muchas veces, no recuerdan lo que ha ocurrido anteriormente, pero sus resistencias hacia el animal desparecen.Incluso antes de que empiece la sesión ya están buscando el abrazo», explicó.
Según desgranó Albillo, las terapias con animales acarrean múltiples beneficios, tanto para personas mayores como para otros colectivos y franjas de edades. Así las cosas, el trabajo con animales puede beneficiar el aprendizaje en niños, así como mejorar la gestión de la autoestima o la autogestión de la imagen en jóvenes. «Con estas terapias intentamos conservar recuerdos. Recuperarlos es complicado, por lo que intentamos que no se pierdan más cosas», afirmó la psicóloga de la actividad.
usuarios. Entre los usuarios hay una manifiesta predisposición a interactuar con el animal, si bien algunos muestran un poco más de respeto que otros, sobre todo si es la primera vez que participan en las sesiones.
No es el caso de Margarita Calleja, quien en la actividad de ayer se mostró muy participativa, tanto para jugar con el can como para responder las preguntas. Según comentó esta usuaria, ya había tenido perro en ocasiones anteriores, «sobre todo cuando era joven». «Se les quiere mucho. Me acuerdo de ellos cuando estoy aquí», reconoció.