Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Lágrimas y sonrisas

23/11/2023

El día del relevo en las carteras ministeriales es el de las lágrimas, unas abiertas y otras contenidas, de las que te ahogan la voz bien porque se abandona la responsabilidad ejercida, bien porque se comienza una nueva etapa política. Pero el día de la primera reunión en torno a la mesa del Consejo de ministros es el de las sonrisas sobre todo de los nuevos en esa plaza: un gesto, una expresión de satisfacción porque han alcanzado una de las máximas cotas a las que puede aspirar un político profesional. Poco a poco se les irá borrando de la cara a medida que vayan tomando conciencia de la responsabilidad adquirida, surjan las primeras críticas a su gestión, comprueben la dureza de la oposición o afloren los errores propios o de sus colaboradores y les exijan responsabilidades in vigilando.

Los ministros se han encontrado en La Moncloa con una carta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con una serie de consideraciones y exigencias que deberán tener en cuenta en el ejercicio de su función. La primera, la advertencia de que desde la oposición se va a poner en cuestión "la legitimidad de origen" y "la legitimidad de ejercicio" -pese a que Feijóo reconoció que "será presidente con una mayoría de investidura legítima"-, por lo que tendrán que desarrollar su trabajo en un clima político "exacerbado", en medio de una crispación creciente, precisamente por lo único de lo que no habla expresamente en la misiva, la ley de amnistía, subsumida en la "agenda del reencuentro", que no aparece como la principal prioridad de Sánchez, pese a ser la clave del arco de la duración de la legislatura, para que se centren en la agenda social.

Este es el segundo gobierno de coalición desde la recuperación de la democracia, y el primer experimento de algo debe haber servido para que en su actividad diaria y en la elaboración de normas haya un menor ruido interno que en la anterior legislatura. La petición de Sánchez a sus ministros es que desarrollen su labor "con la máxima coordinación entre todos los departamentos ministeriales para operar con agilidad, eficacia y determinación". No deja de ser un deseo que se verá afectado cuando afloren las discrepancias entre los ministros socialistas y los ministros de la izquierda cuqui -en palabras de Podemos-, con posiciones ideológicas enfrentadas. En la pasada legislatura se estableció una comisión de seguimiento del pacto que tendría que haber servido para lavar la ropa sucia en casa: no consiguió su objetivo. A la postre serán Sánchez y Yolanda Díaz quienes limen las asperezas como ocurrió con Pablo Iglesias. La advertencia de la líder de Podemos, Ione Belarra, acerca de que tienen "la mirada puesta en volver" será un factor que incida en la coalición gubernamental, y aunque su voz tenga menos fuerza desde fuera del Ejecutivo no va a dejar de sonar.

Como explica Pedro Sánchez, España es uno más de los países europeos que está gobernado por un gobierno de coalición, con lo que quiere dar normalidad a ese hecho. Lo que no puede ocultar que también son fuentes de conflictos internos que dificultan la gobernabilidad de un país. Sin ir más lejos, Alemania, a la que se cita habitualmente como espejo de los gobiernos de coalición se encuentra en crisis por las diferencias entre los socios del tripartito acerca de la elaboración de sus Presupuestos Generales.