Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Retos del vino mexicano

19/06/2024

Tengo en mi cabeza una pequeña reflexión de cuáles pueden ser los principales retos para el vino mexicano en los próximos años, gracias a la reciente magnífica conferencia del sumiller Manuel Negrete, a lo vivido en Guanajuato dentro del Concurso Mundial de Bruselas, a los bodegueros y sumilleres con los que pude intercambiar opiniones, a los vinos mexicanos probados y algún otro detalle.
Para empezar, en México, que cuenta con unas 400 bodegas, hay menos de 7 millones de consumidores de vino, que consumen unos 22 litros por persona y año. No parece nada difícil un aumento significativo de nuevos consumidores en un país de 127 millones de habitantes. Más del 50% de sus exportaciones se dirigen sólo a 2 países, EEUU (44%) y Japón (12%), con lo que abrir nuevos mercados en los próximos años supondrá una mejora significativa de sus cifras.
En su mercado local tienen un problema de precios, tanto para sus vinos nacionales como para los importados, pues los márgenes de los distintos intermediarios y las cargas impositivas hacen que en los restaurantes el PVP se haya encarecido enormemente desde el origen.
Pero los tres mayores retos que veo son otros. El primero de ellos, el conseguir una identidad en sus elaboraciones, en las que dominan el mercado variedades de uva internacionales que no les permite demasiadas singularidades si no consiguen hacer hincapié en sus diferenciaciones de suelos o climáticas de las distintas regiones. 
El segundo, con una oferta basada en vinos tranquilos mayoritariamente tintos y blancos, la asociación con la tan reconocida y singular gastronomía local, con la comida picante, no es nada fácil, y la bajada de consumo de vinos tintos a nivel global les va a obligar a poner foco en la mejora de sus vinos blancos de manera urgente. Y el tercer reto, la mejora de la calidad del servicio del vino en los restaurantes; me consta la cantidad de cursos, formaciones y  «capacitaciones» que se realizan desde el sector productor, la sumillería e instituciones, pero aún queda mucho trabajo por hacer, y de la mejora en cómo se trabaje el vino en la hostelería popular y no sólo en la más elitista va a depender mucho el aumento del número de consumidores locales en los próximos años.