Tradición e innovación presentes en cada racimo

Pablo Torres
-

De sus 87 hectáreas de viñedos, la bodega Remigio de Salas prevé obtener tras la vendimia unos 100.000 litros de vino

La propietaria de Remigio de Salas, Amada de Salas, junto a barricas con más de 300 años. - Foto: Sara Muniosguren

Viñedos vacíos, capazos impregnados de mosto y barricas con vino a rebosar son algunas de las instantáneas que delatan que la época de vendimia toca su fin. 

Uno de los pueblos de la provincia que mejor conoce esta labor es Dueñas, cuya bodega Remigio de Salas, única firma palentina dentro de la Denominación de Origen (DO) Cigales, da a la localidad eldanense la identidad vitivinícola que la define. 

La bodega, localizada en el cerro del Castillo desde hace cinco generaciones, aúna innovación y tradición en un recorrido conformado por nueve cuevas. En ellas, los nuevos sistemas de producción y almacenaje conviven con las herramientas y métodos que otrora fueron empleados para elaborar el caldo. Así, los depósitos de acero no excluyen a las barricas de hace 300 años que se encuentran en sus galerías subterráneas; de igual forma que no lo hacen las nuevas máquinas de prensado hidráulico con el lagar de prensa romana del siglo XIX. «Todo el mundo está produciendo en naves de nueva construcción. Por una parte, son bodegas más prácticas a nivel logístico, pero pierden el encanto que tiene una tradicional», declara la propietaria de Remigio de Salas, Amada de Salas, quien pone en valor el «orgullo» de mantenerse en el mismo enclave desde hace 500 años.

Independientemente de los avances tecnológicos, De Salas afirma que, «en el fondo, la forma de elaborar el vino es la misma». «Antaño, se prensaba en la parte alta de la bodega, donde estaban los lagares, y el mosto bajaba solo por gravedad para su fermentación», explica. 

De las 87 hectáreas de viñedos de Remigio de Salas, localizados en Dueñas, saldrán, de acuerdo con las expectativas de la bodega, unos 100.000 litros de vino, la mitad de la producción de años anteriores a causa de las heladas de primavera. «En febrero y marzo hizo mucho calor y se adelantó el ciclo vegetativo de la planta. Por ello, cuandollegaron las heladas de abril, incidieron en una menor producción», detalla la propietaria de la bodega. 

Actualmente, Remigio de Salas se encuentra casi en el ecuador de la vendimia, un trabajo que lleva unos 20 días a la firma vitivinícola. «Es una labor continua. Tras recogerse los viñedos se procesa la uva nada más llegar», explica la propietaria. 

DEL VIÑEDO A LA BOTELLA. En primer lugar, los racimos, recogidos manualmente por una cuadrilla de 15 personas, se descargan y clasifican en la cinta. A continuación, la uva se despalilla para separar la parte leñosa del hollejo y la pasta. 

Posteriormente, se incuba en los depósitos y las prensas. «Dependiendo de si es blanco, rosado o tinto se tiene más o menos tiempo con los hollejos. En el caso de los blancos y los rosados, el mosto se fermenta limpio; con los tintos, se fermenta con las pieles y las pepitas para conseguir la estructura y el color del vino», detalla. 

De todo ese proceso, la bodega eldanense elabora cinco referencias: un rosado, un blanco, un tinto roble (con seis meses de barrica), un tinto ciranza (14 meses en barrica) y un tinto reserva (24 meses en barrica). El vino llega a la botella bajo la etiqueta Las Luceras, nombre con el que Remigio de Salas quiso referenciar a las comunes aperturas que las cuevas suelen tener en sus techos para permitir la entrada de la luz.

«Nosotros tendemos a tener el vino bastante tiempo en barrica porque contamos con una buena base para aguantarlo. Si tienes vinos que proceden de viñedos jóvenes y el hollejo no da tanta concentración de color, no puedes tenerlo tanto tiempo porque se lo come la madera; pero, si la base es muy potente, te permite aguantarlo más», profundiza De Salas. 

De la calidad de sus caldos dan cuenta los numerosos reconocimientos que han recibido. Entre ellos figuran el Premio Calidad Cigales para su tinto reserva 2014 o el Premio Great 50 Rose a su rosado, por citar algunos ejemplos.

«Tenemos nuestra historia, nuestros viñedos... la sociedad tiene que  valorar todo eso. Debemos conocer aquellos que se encuentra en nuestra zona y estar orgullosos de ellos», conluye De Salas. 

 

Dueñas celebra la vendimia con un tributo al pisado tradicional

El de ayer fue un día especial para los aficionados a la actividad vitivinícola. Y es que, bajo el título Ven a Dueñas en vendimia, la localidad acogió un programa destinado a acercar esta labor a los vecinos eldanenses, a la vez que se pusieron en valor los métodos tradicionales que antaño se empleaban para elaborar este caldo. 

Así, durante la mañana, tuvo lugar un pisado de uva en el que todos aquellos que así lo quisieron fueron partícipes. Los jóvenes fueron los más animados a la hora de pisar los hollejos y elaborar el mosto, si bien también fueron muchos los padres que finalmente se decidieron a participar en esta actividad. A continuación, tuvo lugar un taller infantil inspirado en la vendimia. 

Una bodega particular, de las muchas que se ubican en el cerro del Castillo de Dueñas, fue el enclave que acogió la actividad. Compañerismo y diversión fueron los hilos conductores de una jornada que trasladó a los más mayores al siglo pasado.

Tras el pisado de la uva, los allí congregados tuvieron la oportunidad de probar el mosto que ellos mismos habían elaborado. 

Ya por la tarde, se llevó a cabo una demostración del antiguo prensado con una prensa de carraca tradicional. Así las cosas, la calle de Las Peñas, que acogió este actividad, regresó al siglo pasado, cuando no existían sistemas hidráulicos y los métodos para  convertir los racimos en caldo eran completamente diferentes.