Con la misma determinación con que ha vivido, así se fue junto al Padre en la tarde del 12 de junio. Sin ruido, sin esperar, sin organizar un despliegue sanitario a su alrededor. De forma discreta y en silencio, «Lurdes» nos ha dejado para ir al encuentro del amor de su vida.
Es muy difícil coincidir con una persona como «Lurdes», y más aún que el destino te regale la fortuna de recorrer a su lado un trecho del Camino.
En estos tiempos de frivolidad sin sustancia, cuando sentimos que nos arrolla cada día un mundo agresivo, hueco, simple y egoísta, encontrar alguien como ella es un reto que te obliga a replantearte muchas cosas y que te enseña que, en verdad, se puede vivir de otra manera. La fortaleza de «Lurdes» no partía de la comodidad de pensamiento, sino de la curiosidad de llegar al fondo de las cosas, de la necesidad de buscar lo justo, lo bueno, lo bello. Sus firmes convicciones y la defensa de la Justicia, de la Libertad y de los valores cristianos fueron un hilo conductor de todos sus actos y el motor que la impulsaba en cada decisión, en cada paso y en cada acto de generosidad por los demás.
Porque para «Lurdes» la vida ha sido un permanente acto de compromiso con el tiempo que le ha tocado vivir y con su entorno. Desde la enseñanza, como profesora, desde la política, como Concejal que fue del Ayuntamiento de Palencia, y desde el activismo social en busca de la Justicia y de la Paz.
Pero también y sobre todo desde la Fe. Si tuviera que definirla en su inmensidad, diría que «Lurdes» fue una «activista de Dios». Estudiosa de las Sagradas escrituras que llegó a leer en su lengua original, compartía la oración con tanta naturalidad que envolvía en la razón del Misterio a quienes estábamos a su alrededor. Y con esa misma sencillez y frescura, hizo de su vida un ejemplo diario de rectitud y entrega a los demás.
Ya no volveremos a disfrutar de su buen humor. De su enorme ánimo frente a la enfermedad que llevaba con resignación y discreción. Ya no podremos pedirle consejos. Tampoco podremos contar con sus magníficas propuestas como colaboradora de este humilde grupo de concejales de Vox Palencia. Nunca olvidaré cuando aceptó acompañarme en la candidatura de mayo del pasado año al Ayuntamiento de Palencia: «Cuenta conmigo porque quiero apoyar y trabajaré todo lo que pueda, pero en un puesto de la lista en que no vaya a salir», porque ella ya sabía que no se encontraba bien.
Hoy nos ha dejado una gran mujer: católica, valiente, serena, intelectual, alegre, espiritual, fuerte, divertida, generosa, firme, tenaz, cariñosa, potente, social, preocupada por el medio ambiente y enamorada de nuestra ciudad… y lloramos su ausencia.
Pero ha dejado tanto bueno entre nosotros que desde «allá arriba», donde seguro que está, podrá reconocer con alegría la impronta que ha marcado en quienes tenemos la dicha de guardarla para siempre en el corazón.
Querida «Lurdes», has hecho de Palencia un lugar mejor. Descansa en paz.