César del Valle ha sido el ganador del Premio Arco-Patrimonio, que recogerá este sábado, a las 19,30 horas. Con este galardón, la Asociación de Amigos del Patrimonio de Aguilar de Campoo reconoce la labor de conservación, investigación y divulgación que viene realizando durante los últimos años del patrimonio del románico de Aguilar de Campoo en su condición de coordinador del Centro Expositivo ROM y actividades del monasterio Santa María la Real.
¿Cómo se siente al recibir el Premio Arco-Patrimonio?
Muy contento, sobre todo por una cuestión que hace especial ilusión. Llevo trabajando 20 años en la Fundación Santa María la Real y en el campo del patrimonio, pero, creo que este reconocimiento me lo dan, sobre todo, por el trabajo de difundir el románico y el monasterio.
Entiendo que está muy agradecido a Arco por reconocer la labor que usted desempeña
Por supuesto. Es una entidad que lucha por la conservación y difusión del patrimonio de Aguilar de Campoo y su entorno. Estamos en la misma línea. Ellos en un nivel más genérico, ya que no solo se centran en el románico, sino en muchos ámbitos y, al fin y al cabo, yo me centro en mi campo de investigación.
Estoy muy agradecido con ellos, más que por el premio en sí, que también, por el trabajo que hacen en la defensa del patrimonio de Aguilar, que eso es lo más importante. Ese legado histórico que tenemos, en ocasiones, está amenazado. Por eso, su labor es muy importante al darle tanto valor.
¿Qué personas le han ayudado en la difusión del románico?
Me han preguntado muchas veces que quiénes eran mis referentes. Cuando pienso en ellos, me acuerdo de figuras importantes con las que te has formado y estudiado, como algunos profesores de la universidad o grandes medievalistas, admiración que sigo teniendo por ellos.
Sin embargo, a día de hoy, las personas a las que tengo una gratitud enorme son mis compañeros de trabajo. Son gente con la que aprendo todos los días como los de la Fundación Santa María la Real. No quiero decir nombres, porque seguro que me voy a dejar alguno. Viendo el empeño que ponen cada día en su trabajo, al final te hacen ser mejor y trabajar más duro. Entre todos, sí que destacaría a una persona a la que tengo una gratitud eterna y es mi maestro absoluto, José María Pérez, más conocido como Peridis.
¿Cómo es trabajar con Peridis?
Es una de las mayores suertes que he tenido. No por la figura que es y todo lo que ha hecho, que también, sino por todo el conocimiento que te genera estar a su lado.
¿Cree que los palentinos son conscientes de todo lo que hay para poder visitar en la provincia?
Le voy a hablar desde la experiencia que he tenido en estos más de 20 años dedicado al patrimonio cultural. Creo que cada vez somos más conscientes, pero, muchas veces, no nos terminamos de creer el sitio tan excepcional en el que vivimos. La realidad es que somos referentes en el patrimonio cultural y natural.
En estos últimos años, estoy intentando conocer mi propia provincia, porque es muy rica en todos los aspectos. Desde hace un par de años, soy un auténtico apasionado de ir a ver las aves a la Laguna de la Nava. Es una cantidad de recursos que tenemos que, si no nos lo creemos, deberíamos, porque, quizás, es algo que nos cuesta en relación a otros lugares.
Estamos en un sitio completamente privilegiado, donde los palentinos debemos ser nuestros principales embajadores.
¿Qué opinión le han dado personas que venían de fuera?
Una de las frases que me dicen es que pensaban que aquí no había nada, que es una auténtica maravilla y que qué mal nos vendemos. Eso te hace pensar que estamos en un sitio que tiene mucho valor y que la gente lo reconoce. Es una afirmación que me molesta por un lado, pero por otro no. Diría que son sentimientos encontrados.
¿Cuándo comienza su pasión por la cultura?
Toda la vida. Siempre he estado muy vinculado con el románico, incluso antes de empezar a estudiar y a especializarme en este campo. Creo que estaba predestinado a trabajar en torno a la Edad Media. Desde pequeño, me gustaba ir a visitar a la hermana de mi abuela que era una monja de un monasterio importante de la provincia.
Siempre me dejaba ver en el claustro y me impresionaban esas figuras que veía. Aunque, en un principio, yo iba a visitar a este familiar y a comer pasteles.