Carlos Varas cumple hoy, 21 de abril, sesenta años y lo hace en buena forma física, prejubilado desde el 1 de octubre de 2023 después de veintiséis años como empleado financiero en Caja Rural del Duero -ahora Cajamar- y con el mismo carácter afable e idéntico gusto por la socialización que le acompañan desde niño. El fútbol sigue siendo su pasión, de igual modo que durante muchos años fue su profesión y su vida, aunque ahora ya no lo practique. Es la familia la que hoy llena el mayor y el mejor porcentaje del día a día. Su mujer, Pilar, y sus hijos, Esther y Mario, pero también sus padres y hermanos.
Nuestro protagonista nació en Madrid. Sus padres emigraron desde Becerril de Campos, de donde procedían ambos, en busca de una mejor oportunidad laboral. Por eso no vino al mundo en las tierras palentinas que tanto ama y en las que se siente como pez en el agua. Ha defendido sus colores en el terreno de juego y ha trabajado en beneficio de las gentes del medio rural desde la Caja. Vive en Palencia y va al pueblo siempre que tiene ocasión y nunca, ni aquí ni allí, renuncia a mantener las relaciones de afecto que le unen desde hace muchos años a sus amigos.
Estos son fundamentales, como lo es esa socialización para la que siempre ha tenido facilidad, estuviera en un lugar o en otro. «Me ha gustado estar en contacto con la gente desde que tengo recuerdos; creo que es algo genético, como lo de vivir y disfrutar con tanta intensidad los deportes, sobre todo el fútbol», asevera.
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