Con tanta voluntad como desacierto. Lenovo Tenerife destapó las carencias del necesitado Zunder. Movidos por la ilusión que habría provocado el equipo en partidos anteriores, había esperanzas de poder lograr la sexta victoria ante el cuadro canario, pero fue una vuelta a la realidad. Para ganar a equipos de este potencial hay que hacer el partido perfecto y que el rival no rinda a su nivel. No sucedió ni lo uno ni lo otro y la consecuencia fue una derrota dolorosa que no le deja al cuadro morado margen de error alguno para alcanzar la permanencia.
Guil puso en liza a un director de orquesta, Van der Vuurst, un pistolero, Hands, el demoledor pívot letón Pasecniks y dos jugadores enérgicos, Chumi y Piñeiro. Quinteto de lujo. Tenerife no se amilanó por la impetuosa salida morada. Al contrario, con su poderoso juego exterior, las asistencias del eterno Huertas y el tremendo acierto más allá de la línea de 6,75, se colocaron a los cuatro minutos con un 8-18 que provocó la primera llamada a filas del técnico morado.
Sastre seguía acribillando a los locales desde el triple, le estaba haciendo un traje a los palentinos y tuvo que salir Ubal para frenarlo. No había forma de parar a la maquinaria canaria a nivel colectivo, así que había que cambiar de cromos y los seis minutos el quinteto local era totalmente nuevo. Cuando menos, se logró parar la sangría en cierta medida. El mayor aplauso del público se lo llevó de forma irónica el trío arbitral, al señalar la primera falta personal tinerfeña a falta de ocho segundos para el final del primer cuarto. Sorprendente, atípico. 17-29 y seis triples de once intentos de los insulares.
A Ubal le tocó el trabajo inicial del segundo cuarto de secar a Huertas, de seguirle hasta los vestuarios. Subió de paso el grado de intensidad defensiva local, al igual que los decibelios en la grada contra el dispar criterio arbitral. El porcentaje de aciertos desde el triple de los canarios disminuyó de forma considerable, cada canasta se la tenía que trabajar y mucho, pero a la par los morados estaban espesos, con canastas falladas en tiros liberados. También en estos parámetros de muchos desaciertos se movía bien el Lenovo Tenerife. Tanto, que en el minuto 6 del segundo cuarto llegaba el segundo tiempo muerto local con 23-38. Llegó la ansiada acción-reacción. Zunder, con un parcial de 7-0 bajaba por fin de los diez puntos de renta y provocaba el primer tiempo del técnico canario a un minuto para el ecuador. 32-40 al descanso, vivos en el partido y con la sensación de haber dado con la tecla.
Chumi se encargaba ahora del base brasileño. Sin dirección, el vehículo se sale en las curvas, era la consigna. El problema es que Tenerife tiene buenos copilotos, como Guy, aunque Fitipaldo no estuviese al volante. A los dos minutos y medio de la reanudación, el partido se paró al tener que atender a una integrante de la grada de animación por un desmayo, pidiéndose la intervención de los sanitarios. Lo dan todo sin duda por y para su equipo. Sastre seguía cortando trajes, disparando de nuevo la renta visitante a los catorce puntos. Pero el Zunder aprovechó el arma letal de Pasecniks para no irse del partido. Entraba el choque en una fase de intercambio de canastas y desaciertos, que parecía favorecer al que iba por delante en el marcador, pero los colegiales, con el triple de Agustín Ubal, se colocaban a unos esperanzadores cinco puntos por detrás y diez minutos por delante, 54-59.
En el último periodo, tras las perdidas de balón de Frankamp y Hands (muy desacertado y sin sumar punto alguno), Guil volvía a pedir tiempo muerto, al alcanzar la desventaja los dos dígitos. Tenerife había frenado la lenta remontada local. El desgaste mental y físico de ir todo el partido a remolque, por detrás en el marcador, también parecía pasar factura. De nuevo, poco después, otro minuto de reflexión, para limpiar la mente y recuperar energías, con -13 y 6'34'' para el final. Piñeiro era el que daba electricidad. Una antideportiva, tras revisión jaleada e impulsada por el público, y un triple de Frankamp parecían devolver las esperanzas de remontada, pero desde el triple volvía a acertar Tenerife, manteniendo su distancia de seguridad. Shermadini, que no estuvo especialmente brillante, dio la puntilla con un mate y tiro libre adicional, 64-79 a tres minutos y medio para el final y último tiempo muerto agotado de los locales en busca de un imposible. La suerte estaba echada. Zunder baló los brazos, Tenerife se recreó hasta el 68-89 final.
Nueva derrota y una bala menos. Quedan siete. La de la semana que viene lleva carga doble, es una bala trazadora, vida o muerte en Lugo. Breogán ayer, también perdió en casa.