La terna se impone al barrizal

Pepe Estévez
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Morante, Talavante y Juan Ortega, que hacía su presentación en Palencia, se sobreponen a la adversa climatología, convirtiendo el ruedo en un auténtico barrizal, y a un deslucido encierro de José Vázquez

La terna se impone al barrizal - Foto: Óscar Navarro

La épica y la lírica se dieron cita en la tarde de ayer en el coso de Campos Góticos. No resultó  una tarde fácil. Justo es de reconocer el importante esfuerzo realizado por todos los profesionales intervinientes en esta tercera de abono para llevar el barco a buen puerto. 

El asunto pintaba complicado. Sin embargo, fue durante la lidia del cuarto cuando llegó el diluvio universal, se abrieron los cielos dejando el ruedo impracticable, parecía el escenario de una pelea en el barro. La comprometida terna estuvo muy por encima de un deslucido encierro de José Vázquez, flojo de remos y justo de raza, aunque resultó noble. Morante, que no pudo actuar en la pasada feria de San Antolín, nos regaló en el primero grandes pasajes por ambos pitones, en el que se había lucido con las banderillas Curro Javier,  de toreo a sorbos, con un toro zancudo y corto de cuello que embistió con recorrido por el derecho. Por el izquierdo, el de la Puebla también lo intentó, a pesar de tener menor celo en su embestida. Toreó a cámara lenta, llegando los mejores momentos en las tres últimas tandas.  

En la segunda parte del festejo el ruedo estaba ya impracticable, si bien los toreros decidieron tirar para adelante. A Morante no le importó el estado del ruedo, se puso como si tal cosa con el cuarto, descalzado de sus zapatillas, al natural en terrenos del tercio, sacando lo que no tenía el aplomado toro, le costaba desplazarse. Pasó un auténtico quinario con la espada.

La terna se impone al barrizal La terna se impone al barrizal - Foto: Óscar Navarro

TALAVANTE

Recibió Talavante con un farol al segundo, estrecho de sienes y acucharada cuerna. Se derrumbó estrepitosamente a la salida del caballo, mostrando síntomas de estar descordinado. Al finalizar una de las primeras tandas en la muleta, el extremeño pidió calma, pero el toro era un auténtico inválido. De forma acertada, decidió abreviar, ante la impaciencia del respetable. Frente al quinto realizó un auténtico esfuerzo, saliéndose a los medios, faena basada en el toreo al natural, ante la rebrincada embestida del de José Vázquez. Cierto es que mató al segundo encuentro, de forma defectuosa. Se pidió la oreja, petición no atendia por el presidente lo que contrarío a Talavante y al público.

JUAN ORTEGA

La terna se impone al barrizal La terna se impone al barrizal - Foto: Óscar Navarro

Juan Ortega cayó de pie en Palencia, en la tarde de su presentación. Desde que se abrió de capote en el tercero, encandiló a la parroquia palentina, que supo paladear su toreo. Firmó verónicas con empaque, abrochando el recibo con una preciosa media. Estuvo a gran altura en el quite por chicuelinas, de personal estilo y extraordinario ajuste. Jugó sus bazas sobre la diestra, por ahí las embestidas del animal resultaban más francas. Ortega inició la faena con ayudados muy toreros,  los remates de las series tuvieron enjundia, con molinetes y cambios de mano.  Por el izquierdo se acostaba en su embestida, se venía por dentro. Desigual  con el acero.

En el último, más descompuesto a la hora de tomar la muleta, el trianero hizo un esfuerzo, labor entregada. Su contundencia con la tizona le hizo valedor de una oreja.

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