Viernes Santo: La difícil lucha contra los elementos

César Ceinos
-

Un chaparrón estropeó la procesión del Santo Entierro, mientras que el desfile de Los Pasos se limitó a la plaza de San Pablo

Los cofrades cubrieron con plástico las tallas. - Foto: Sara Muniosguren

¡Los cofrades palentinos sintieron el Viernes Santo en sus carnes la misma sensación que, según cuentan los historiadores, tuvo el rey Felipe II cuando aseguró que había mandado a la Grande y Felicísima Armada a Inglaterra para luchar contra hombres, no contra los elementos. En este caso, obviamente, no hay ningún componente bélico de por medio, pero el mal tiempo provocó que la procesión de Silencio y Penitencia (en la madrugada del jueves al viernes) quedara reducida a un acto en el interior de la capilla de la cofradía de Jesús Nazareno. «Hemos aguantado hasta última hora porque siempre hay esperanza pero ha sido imposible», comentó el hermano mayor de la cofradía de Jesús Nazareno, Fausto San Martín. 

El agua también impidió el desarrollo normal del desfile de Los Pasos (en horario matutino), que se limitó a sacar las tallas a hombros a la plaza de San Pablo para rendir un homenaje a los fallecidos y para escenificar la despedida de la Virgen de la Amargura a Jesús Nazareno. «Las cosas vienen como vienen, hay que aceptarlas así y vivirlas de la mejor manera posible y eso lo que hemos hecho», comentó el responsable de procesiones de los Nazarenos, Roberto Calaveras.

Ya por la tarde, la función del Descendimiento, en la plaza de la Inmaculada, se salvó de la lluvia y se desarrolló como estaba planteada. Bajo un cielo azul comenzó, desde la catedral, la procesión del Santo Entierro con ocho pasos: Santísimo Cristo del Perdón, Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa, Cristo de la Misercordia,El Calvario, El Descendimiento, Santísima Virgen de la Piedad,  Santo Sepulcro y Virgen de los siete dolores. Se anunció un noveno, Nuestra Señora de laSoledad, que no llegó a formar parte del cortejo procesional. Partió de la seo minutos antes de las 19,30 horas y tras ella el resto de participantes. Pero en unos cuarenta minutos se pasó de un cielo que no amenazaba grandes lluvias a un chaparrón que estropeó el acto y ya no pudo cumplir el guion previsto, tras la interpretación del Miserere a cargo del coro de capilla de la catedral a la salida del Santo Sepulcro. 

La Virgen de los siete dolores (el último paso del desfile), que acababa de cruzar la puerta del Obispo de la catedral, dio media vuelta y volvió al templo porque las gotas se convirtieron en lluvia copiosa. Al resto de tallas (la cabecera se encontraba cerca de los Cuatro Cantones) les colocaron plásticos para evitar su deterioro y fueron trasladadas lo más rápido posible a las cofradías, a excepción del Santo Entierro, que siguió procesionando, al igual que todos los hermanos y autoridades que acompañaban al paso y la banda de Cigales, que siguió  poniendo la nota musical.

Ante esta situación, retransmitida en directo por La 2, los supervivientes de la procesión mantuvieron el itinerario planteado hasta los Cuatro Cantones. A continuación giraron por la calle Mayor (sentido Correos) y marcharon hasta Ignacio Martínez de Azcoitia para recorrer los últimos metros por Lope de Vega, vía donde se encuentra la sede de la cofradía del Santo Sepulcro, organizadora de la procesión. Como la lluvia cayó con fuerza solo unos quince minutos, el paso desfiló en la parte final sin el plástico protector.

En la puerta de la sede, el Santo Sepulcro y Virgen de los siete dolores, que fue trasladada desde la catedral tras el chaparrón, pudieron colocarse frente a frente para celebrar el encuentro previsto en la plaza Mayor. Finalmente, y tras una Salve a la talla de María, el accidentado desfile concluyó en torno a las 21,30 horas.

 «No ha salido como queríamos. Hemos ido por el camino más corto y de la forma más digna posible. El Santo Sepulcro es un paso que va a hombros y no había otra manera de llevarlo. No se puede llevar corriendo», explicó con tristeza el hermano mayor de la cofradía, Ángel Pérez, tras la finalización de la procesión.