El Súper Agropal Palencia consiguió una victoria tan valiosa como sufrida ante uno de los gallos de la competición, el Flexicar Fuenlabrada, que llegaba segundo. El empuje del pabellón fue clave en un final de partido de infarto, que cayó del lado local.
Una vez hechos los honores, con una merecida ovación a Jorgensen y McGrew (aumentaron considerablemente los decibelios en la presentación del norteamericano) y una sonora pitada a Iván Cruz (que acalló los escasos tímidos aplausos), que se repetía cada vez que tocaba el balón, daba comienzo un choque de trenes en una Caldera de Castilla a reventar, con asientos libres que se contaban con los dedos de una mano (y una nutrida representación de aficionados madrileños). Krutwig firmaba los ocho primeros puntos morados, mientras que los visitantes contaban sus intentos de tres por aciertos (Westermann, Jorgensen y Bilbao, 8-9). Las defensas, muy físicas. Kamba taponaba, Munnings la devolvía. Jorgensen sumaba, Vaulet respondía de tres. Ahora eran instantes prolíferos en ataque para el Fuenlabrada, mientras que el Súper Agropal solo conseguía añadir dígitos a su marcador desde el tiro libre (13-20). Pero conseguía reaccionar el cuadro morado, guiado por un Vaulet que sellaba el primer cuarto con una sensacional entrada a canasta, que puso patas arriba el pabellón (19-20).
Arrancaba el segundo periodo con cuatro puntos visitantes, a los que respondía Kunkel, que dejaba atrás sus molestias en el tobillo como mejor sabe, desde los 6,75 metros. El propio Kunkel y Wintering, con su tiro suspendido, ponían por delante a los locales (25-24), y aunque Fuenlabrada contraatacaba, Manu Rodríguez forzaba el tiempo muerto de un irritado Ten (27-26). A la reanudación, cinco puntos consecutivos visitantes, contrarrestados por una canasta de Kamba. Pero los madrileños volvían a anotar y ahora era Guil el que tenía que parar el choque (29-33). Servía para que el propio Kamba, de tres, ajustase el electrónico. Intercambio de golpes, con McGrew reapareciendo tras su lesión, en los siguientes instantes. Ante el amago de irse del Súper Agropal con los tiros libres de Wintering y la canasta de Krutwig, Ten volvía a pedir el tiempo muerto (38-35). Quería reaccionar el Fuenlabrada por medio de Westermann, de tres, y Nzosa, que machacaba, pero dos triples consecutivos, uno obra de Vaulet y otro de Borg, decantaron la primera parte a favor de los colegiales (45-40).
Cara... y Cruz: éxtasis sin igual con el Súper Agropal - Foto: Óscar NavarroCambio de base morado en el comienzo del segundo tiempo, con Wintering en pista. Precisamente él era el encargado de abrir el cuarto con un 2+1 que colocaba ocho puntos arriba a los palentinos. Recortaban los visitantes por medio de Jorgensen y Westermann, aunque Vaulet volvía a poner seis puntos de diferencia. Contestaba rápidamente Westermann con cinco puntos seguidos, ajustando un partido que parecía condenado a una permanente igualdad (50-49). Pero era momento entonces para Krutwig (y para el Súper Agropal). En ataque, con un 2+1. En defensa, con un gran tapón. Había cerrado a cal y canto su aro el cuadro de Guil en el primer tiempo y lo seguía haciendo en el segundo. Era el momento de mayor inspiración colegial, esta vez con el triple de Vaulet y los tiros libres de Wintering, que llevaban la diferencia a nueve puntos (58-49), mientras el pabellón seguía mostrando su enfado a Iván Cruz. «Pesetero, pesetero», al unísono, resonaba en una Caldera de Castilla que no olvida. Para bien… y para mal. El Súper Agropal vivía un momento dulcísimo, que culminaba Kunkel con un triple que llevaba al delirio. Deseaba resistir el Fuenlabrada, Cruz anotaba su primer punto del partido desde el tiro libre, Zurbriggen y Matulionis sumaban. Pero Manu, siempre cumplidor, y N'Guessan mantenían ocho puntos de renta al final del tercer acto (67-59).
Oroz era el encargado de abrir el último periodo, llevando la distancia a los 10 puntos a favor. Tanner McGrew es un jugadorazo, bien lo sabe la parroquia morada, y, aun tocado, se mostraba sólido desde los 6,75. Manu Rodríguez contestaba, mientras que su excompañero Cruz hacía lo propio en la canasta contraria. Tiempo entonces para el show con un espectacular mate de N'Guessan, que culminaba un gran alley oop (73-64). Jugaba con la ventaja a favor el Súper Agropal, aunque finalmente las intentonas visitantes de aferrarse al partido surtían efecto. Al fin y al cabo, llegaba segundo clasificado por algo. Y los madrileños se conseguían poner a tres a 3'51 para el final (78-75), coincidiendo con la eliminación de Zurbriggen, que tenía sus más y sus menos con Vaulet. Uno le lanzaba un beso, el otro el balón. La tensión se cortaba con un cuchillo. Kamba calmaba las aguas machacando (83-77 a 1'55), aunque las chispas volvían a saltar, ahora entre Wintering y Nzosa, que propinaba un desafortunado empujón al base morado. Otro parón, otra reanudación, esta vez con un impecable Jorgensen igualando el marcador (84-84). Es un jugador de otra liga. Paraba el encuentro Guil a menos de un minuto para el final del tiempo reglamentario. Jugada dibujada a la perfección para Kunkel, que anotaba de tres para el éxtasis del pabellón (87-84). En la otra canasta, Westermann, desde el tiro libre, ponía a uno a los suyos. Kunkel perdía el ataque palentino y Westermann sacaba la falta a Krutwig en el madrileño. Los dos tiros libres, para dentro (87-88). El trío arbitral se inventaba una técnica a Krutwig, pero esta vez iba fuera el tiro. El ataque era ahora colegial y Krutwig, vestido de héroe, no fallaba debajo de la canasta (89-88). En la última del partido, defensa férrea local para atar un encuentro memorable. Esta es la mejor forma de empezar la segunda vuelta.