Las tradiciones son fundamentales en el desarrollo de las fiestas de Cisneros, por lo que no faltan las danzas ni la romería, según la alcaldesa, Rosa María Aldea. 

¿Cómo se presentan las fiestas? 

Con la misma ilusión renovada que tenemos cada uno de los años. Para nosotros son unas fechas muy esperadas para poder disfrutar de nuestra tradición. También es un momento para descansar con familia, amigos, vecinos y con todas aquellas personas que nos quieran visitar. 

¿Qué supone venerar a dos patronos casi a la vez? 

La devoción que le tiene cada pueblo a su patrono puede ir más allá de la devoción religiosa de cada uno. Una persona puede ser más o menos religiosa, en cambio, se despierta siempre una devoción especial. 

Nuestra Señora del Castillo y el Cristo del Amparo han tenido unas cofradías que han pesado mucho por mantener esa devoción. Han servido como guardianes de nuestras tradiciones y, por eso, creo que llegan hasta nuestros días tal y como nosotros las conocemos, ¿no? 

Si hablamos de la cofradía de la Virgen del Castillo significa hacerlo de la patrona que, además, tiene unas danzas de grandísima importancia con una serie de actos que ya vienen marcados en fechas inamovibles -7, 8 y 9 de septiembre-, en los que esperamos los versos que hace el chiborra a la Virgen y al niño, donde, de una manera respetuosa, crítica a los gobernantes, al Ayuntamiento, al comportamiento de distintos ciudadanos o cuentan lo que ha acontecido a lo largo del año en nuestra localidad.

Además de las danzas y los versos del chiborra, ¿qué otros actos son populares en las fiestas? 

Un acto tradicional es la romería del Cristo, donde no faltan la música, las almendras ni las avellanas, lo que antes se conocía como la pañolada, cuando los jóvenes entregaban las almendras a las novias y estas, sin la tradición de llevar bolso, las guardaban en su pañuelo.

Por supuesto, también el juicio popular del chiborra que siempre se celebra cada 9 de septiembre. Es de los pocos juicios populares que existen en nuestra provincia, donde, además de ser una procesión cívica, el pueblo se junta a las puertas del Ayuntamiento para someter a un juicio a la figura del chiborra, con el Azote al chiborra.

¿A qué se debe ese juicio? 

Porque desde el día 7, 8 y 9 de septiembre el chiborra va a ser el que ostente el mando municipal, con el bastón de mando municipal representado en su chiborra, su bastón. El pueblo le ha dado toda su confianza. Por la mañana va guiando a unos danzantes inmaculados al desarrollo de las danzas, en cambio, por la noche, les va a llevar a cometer una serie de fechorías como puede ser despertar a las chicas. 

Con ello, el pueblo considera que se ha extralimitado en sus funciones y no ha sabido estar a la altura, por lo que se le somete al juicio. 

Quedamos en la plaza del Ayuntamiento, el chiborra va montado a lomos de una burra y se relata lo que han hecho el chiborra y los danzantes, lo que han podido hacer a lo largo de la noche. 

El juicio finaliza en la plaza del Corro con el tradicional manteo y ahí el chiborra se despide hasta el año siguiente.

¿Es un pueblo participativo?

Los vecinos son muy participativos. Son ellos los que lo están promoviendo y realizando las actividades, independientemente de que el Ayuntamiento esté ahí supervisando que todo se desarrolle correctamente. Si no contáramos con ellos, sería muy difícil elaborar el programa tan denso que se realiza en Cisneros. Tanto peñas como asociaciones también juegan un papel muy importante de dinamización a lo largo de todo el año.