Los ucranianos censados bajan un 19% en el último año

César Ceinos
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La caída es la segunda más acusada de todas las provincias, solo por detrás de Salamanca, donde se contrajo un 19,5%

Imagen de archivo de una manifestación contra la guerra de Ucrania. - Foto: Sara Muniosguren

La inmigración procedente de Ucrania se frenó en seco en Palencia, que, incluso, perdió población del país invadido por Rusia hace tres años, al contrario de lo que sucede en el conjunto de España.

Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 276 ucranianos (177 mujeres y 99 hombres) están registrados en el censo provincial de 2024 (el último publicado), un 18,82% menos que en el anterior, que data de 2023 y que había experimentado un elevado crecimiento provocado por el inicio del conflicto bélico. De hecho, esta circunstancia se convirtió en la principal causa de llegada de nacionales de este estado a tierras palentinas. En los registros anteriores, las cifras son mucho menores. En 2021 solo había 45 y en 2022, 58. En 2023, el primer dato tras la guerra, se elevó hasta los 340.

El descenso relativo provincial es el segundo más elevado de España. Por debajo únicamente figura el anotado en Salamanca, que marca el récord negativo con un -19,5%. Estas cifras rojas chocan con el dato general, que muestra que España sigue siendo un país al que los ucranianos están llegando puesto que en el último año, el número de nacidos en la nación con capital en Kiev creció un 8,68% hasta los 210.012.

La ucraniana Alina Staruskho (izquierda), junto a la palentina Mercedes Dominguez.La ucraniana Alina Staruskho (izquierda), junto a la palentina Mercedes Dominguez. - Foto: Sara Muniosguren

 Los mayores porcentajes se registraron en Las Palmas (+26,34%), Asturias (+24,75%) y Alicante (+23,27%). En términos absolutos, sobresale la provincia alicantina con 30.720 ucranianos, que superó a Madrid (29.668). En cambio, Palencia es el tercer territorio con el número más bajo, solo por delante de Zamora (226) y Lugo (274).

Por localidades, la capital concentra a la mitad de las personas con pasaporte de Ucrania (138) en Palencia, mientras que en el medio rural siguen sobresaliendo Paredes de Nava y Aguilar de Campoo, que en el momento que se cerró el censo contaban con 33 y 30 empadronados. En un segundo escalón aparecen Cervera de Pisuerga, con once; Dueñas, con ocho; Grijota, con nueve; Herrera de Pisuerga, con siete; y Carrión de los Condes, con seis. En total, en 24 municipios de la provincia hay representación de esta nacionalidad ucraniana, que es la novena más numerosa por detrás de la marroquí (2.091), colombiana (1.297), peruana (869), búlgara (695), rumana (681), venezolana (551), paraguaya (334) y brasileña (277).

Dos son las principales circunstancias que provocaron, en líneas generales, que la cifra oficial de ucranianos en Palencia descendiera en 2024. En primer lugar, personas que estuvieron en contacto con los refugiados hablan de que algunos regresaron a su tierra de origen  y, en segundo, que otros buscaron empleos en diversas provincias españolas u otros países europeos.

TRABAJO Y ORIGEN. La voluntaria Mercedes Domínguez, que colabora con las asociaciones Acción Familiar y Mont Blanc y ayuda actualmente a una decena de ucranianos en Palencia, vivió en primera persona algunos retornos o viajes a otros países. «Una familia de cuatro personas se volvió Kiev en noviembre de 2023», declara la palentina, que mantiene el contacto con ella y explica que, en ciertas ocasiones, notan de cerca los horrores de la guerra, aunque también conoce casos de personas que no se pueden ir porque residen en la zona invadida por Rusia. Además, comenta que de Paredes, una de las localidades que destacó en el recibimiento de los ucranianos en 2022, también salieron europeos del este en busca de más oportunidades en otros territorios. El alcalde de la localidad terracampina, Luis Calderón, corrobora que el número de europeos del este descendió.

Por su parte, la alcaldesa de Aguilar de Campoo, María José de la Fuente, explicó que en su municipio solo había en torno a cinco ucranianos y que tras la guerra se convirtió en municipio de acogida, en parte gracias al centro San Juan de Dios y en parte a la solidaridad de los aguilarenses. Ahora residen más que antes del conflicto, lo que se debe a la oferta de empleo y calidad de vida. «Además, somos una comunidad integradora y ellos se han adaptado muy bien», añade.

Cabe destacar que estos datos son de personas con nacionalidad ucraniana y no de nacidos en Ucrania. No obstante, también hubo un descenso en este caso al pasar de 360 a 299 en el último censo.

 

Cruz Roja atiende actualmente a tres personas a través del Sistema de Protección Internacional


Cruz Roja en Palencia, en el tercer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, apoya a tres personas a través del Sistema deProtecciónInternacional (SPI) de la Secretaría de Estado de Migraciones (órgano dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones).Según explica la referente del programa de refugiados,Gema Manrique, «se encuentran en la última fase de su itinerario, con el que se busca conseguir una mayor autonomía de la persona». En total, mediante este programa han asesorado a 148 personas, 100 mujeres y 48 hombres, de las cuales fueron alojadas en plazas de emergencia 94 personas, 61 hombres y 33 mujeres.

Pero la ayuda de Cruz Roja a la población ucraniana llega por otros cauces, ya que desde el área de InclusiónSocial atienden a siete personas y desde Empleo a seis. «Un alto porcentaje entraron en el SPI debido a las dificultades para cubrir sus necesidades básicas de alojamiento, pero también intervenimos con personas que no estaban dentro del sistema, pero tenían necesidades puntuales de alimentación, orientación jurídica, restablecimiento del contacto familiar, entre otras», añade Manrique.

Además, durante estos años, 16 personas, siete hombres y nueve mujeres, recibieron orientación laboral, «donde se le ha apoyado en la elaboración de curriculum vitae, así como han participado en distintos talleres y formaciones de acceso al mercado laboral, donde han trabajado competencias como la inteligencia emocional y otras técnicas y habilidades para la búsqueda activa de empleo». Concretamente, detallan que una decena de personas, siete mujeres y tres hombres, encontraron trabajo en sectores laborales como la hostelería, la industria y la limpieza.

En esta labor tienen un papel muy destacado los 65 voluntarios que desde la llegada de población ucraniana han colaborado con el programa Crisis Ucrania.Fueron 28 hombres y 37 mujeres de diferentes perfiles. «Son un motor importantísimo para la institución,  ya que sin la fuerza del voluntariado no podríamos llegar a tantas personas», manifiestan desde la entidad encabezada por Ana María Pérez.

Por último, Cruz Roja recuerda que la OrganizaciónMundial de laSalud (OMS) asegura que una de cada cinco personas ucranianas se verá afectadas por problemas de salud mental como consecuencia del conflicto y de los desplazamientos asociados. Por ello, desde la organización, a nivel europeo, pusieron en marcha el proyecto sobre salud mental para las personas ucranianas llamado EU4Health. «tiene por objetivos paliar los daños psicológicos de las personas afectadas por la guerra de Ucrania, contemplando tanto la salud de las personas ucranianas como la salud de profesionales y equipos de intervención que les atiende», concluye la responsable.

 

«EL ACUERDO DEMOSTRARÍA QUE LA GUERRA ES NORMAL»
 

Las noticias que llegan a los ucranianos que están refugiados en Palencia no son buenas y, por si fuera poco, la intervención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tampoco está gustando mucho. «Creo que el mundo se está volviendo loco. Un tratado de paz solo demostrará a Rusia que una guerra de agresión en 2025 es efectiva y normal. Ninguna persona en su sano juicio puede estar de acuerdo con eso», asegura Alina Starushko, que en abril cumplirá tres años a orillas del Carrión junto a sus hijas Yaroslava y Vasilisa.

Natural de Berdaynsk, una localidad situada en zona ocupada por el invasor, explica que habla constantemente con su madre, que se quedó en su tierra de origen. Subraya que Rusia «no ha suministrado agua potable a la población durante varias semanas» y que la ciudad está casi vacía. «Vivir bajo la ocupación es difícil porque los precios elevados a veces impiden a la gente comprar productos de primera necesidad», comenta la ucraniana. Por otro lado, manifiesta que en la zona bajo dominio ucraniano, donde se encuentran muchos amigos suyos, «la situación es de constantes ataques con drones, cortes de electricidad y salarios bajos». Además, lamenta que los niños tengan que «buscar refugio durante un ataque aéreo durante el horario escolar».

Con la mirada siempre puesta en su tierra de origen, Starushko, que tiene en estos momentos 32 años, destaca que su vida en Palencia ha girado 180 grados desde que llegó en la primavera de 2022 y que España se está conviertiendo en su nuevo hogar. De hecho, explica que la capital palentina es el lugar en el que le gustaría estar con toda su familia. 

«Tengo un trabajo estable, por lo que mi confianza en el futuro sigue siendo alta, aunque me sorprende un poco el alto precio de la vivienda y de los suministros», detalla la ucraniana, que no se olvida de cada una de las personas que ayudó a instalarse a sus compatriotas y a su familia en Palencia. Respecto a las pequeñas, explica que van a la escuela, que están aprendiendo castellano y que tratan de hacer amigos.

Por otro lado, explica que convive con otros nacidos en Ucrania que se encuentran residiendo aquí. «Tengo amigos con los que me comunico regularmente y nos intercambiamos noticias. Un día conocí a una mujer de mi ciudad natal. Me sorprendió mucho», explica Starushko, que ya conocido diversas ciudades de la geografía española, como Santander, Madrid o Alicante.

DIEZ REFUGIADOS. Starushko y sus hijas llegaron a la capital a través de las asociaciones Mont Blanc y AcciónFamiliar, que trajó en abril de 2022 a una treintena de refugiados de los que en la actualidad quedan una decena. Según detalla Mercedes Domínguez, una de las personas que colabora con ambas entidades y atiende a estas personas, que en la actualidad residen en tres inmuebles. «Son independientes, hablo con ellas en castellano y los cuatro niños se han integrado bien en el centro escolar», declara la voluntaria, quien explica que las ucranianas están encontrando  trabajos en el sector de la limpieza y la hostelería.