Este viernes, a las 20,30 horas, la cantaora barcelonesa Mayte Martín, ganadora de los más importantes premios, visitará el Teatro Principal, siendo la segunda actuación del VI Festival Flamenco de Palencia, ciclo encuadrado en la anual Gira Flamenca del Norte.
¿Cómo son sus inicios en el mundo del flamenco?
A través de los discos, porque yo nací y me crié en Barcelona. Mi padre fue un inmigrante malagueño que vino a Barcelona, como tantos otros andaluces. Vino con sus discos de flamenco y, por tanto, es lo que más se escuchaba en casa. Así me enamoré del flamenco, y ha sido un continuo en mi vida y mi leitmotiv, a partir del que he forjado mi carrera. Yo oía en la música flamenca el lamento de mis ancestros, por eso quise comprenderle el alma, pero tuve pasión no solo por el flamenco, sino en general por las músicas que he ido descubriendo a lo largo de mi vida. Sin pensar en el fruto de lo que hago, sino que todo lo que hago es en el momento y de la manera que considero oportunos. En esa libertad me he criado y en esa libertad sigo funcionando.
Habla de músicas, en plural
El flamenco fue mi primer sentir, mi primer enamoramiento musical. Pero después he descubierto y siempre he tenido interés por otras músicas, siempre músicas de raíz, como el tango, los boleros, la música brasileña..., música que hable de profundidad, de amores frustrados, de dolores y de abandonos. Nunca me ha interesado la música que no duela.
Su primer premio fue en un supermercado, ¿cómo fue eso?
Un hipermercado de Castelldefels organizó un concurso para cantantes noveles. Yo tenía 10 años y mis padres me preguntaron si quería apuntarme, dije que sí y gané el primer premio, que era un televisor portátil, una bici y una semana de promoción en Radio Miramar.
Y luego han venido muchos premios importantes, entre los que destaca la Lámpara Minera en el Festival Internacional del Cante de las Minas en 1987, el Premio Don Antonio Chacón en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, el Premio Ciutat de Barcelona, la Medalla de Oro a las Bellas Artes en 2021, etc.
Sí, y el último, que ha sido el Premio Nacional en Cataluña en el apartado de música. Pero siempre he dicho que el mayor premio es tener un público fiel, que te entiende, que te secunda, que comulgue con tu filosofía. Los otros premios son más accidentales.
En su biografía figura como «pionera y puntal del flamenco catalán», ¿tiene características propias?
Yo creo que sí, porque el filtro que cada uno aplica a lo que hace tiene que ver con lo que ve, con lo que respira, con lo que vive. Por tanto, yo creo que hay un flamenco catalán que está aprendido y construido de otra manera, como hay un flamenco jerezano, un flamenco levantino, un flamenco lebrijano, etc., porque cada lugar tiene sus características y sus connotaciones.
¿Cuáles serían esas características propias del flamenco catalán?
Hay más estudio musical ya que es algo que se tiene que ir a buscar porque no está en el ambiente ni en las fiestas como ocurre en Andalucía, donde el flamenco está en la calle. En Cataluña, el flamenco es algo que te apasiona y se estudia, como la pintura y otras artes, por eso es diferente. No digo que mejor ni peor, pero sí diferente.
Ha participado en festivales internacionales, ¿cómo surge?
Comencé a tomar contacto con el mundo del jazz, tomé clase de guitarra eléctrica, de batería… y entré en contacto con músicos de jazz. Estuve en el legendario Seminario Carmen Amaya, conviviendo con artistas como Sabicas, Enrique Morente, Cecil Taylor (impresionante pianista americano), con músicos de Pakistán, de China, etc., una experiencia riquísima organizada por el Taller de Músics de Barcelona, que me sirvió para ser más conocida internacionalmente. Empecé a representar el flamenco en un festival organizado por Peter Gabriel en el que participaba todo tipo de músicas. El propio Peter Gabriel eligió una canción mía para un recopilatorio de sus canciones favoritas. He actuado en diversos países, en festivales de jazz, he hecho giras con Tete Montoliu. En definitiva, un reconocimiento fuera de mis fronteras.
¿Destacaría algún escenario de los muchos en que ha actuado?
Realmente los escenarios los hace el público y la vivencia: cualquier espacio se torna hermoso si ese día te asiste la musa y cuentas con un público receptivo y entregado.
De entre su amplia discografía, ¿destacaría algo concreto?
Cada disco refleja una parte de mí, o un momento mío. Son distintos no porque contengan un repertorio distinto, sino que conceptualmente son distintos. Quizás destacaría Alcántara Manuel, es el que más me gusta, quizás es el más inspirado.
¿Con qué palos se siente más a gusto sobre el escenario?
Hay épocas de autodescubrimiento en un registro u otro. En general, siempre me ha gustado cantar por seguiriyas, tiene una sonoridad especial y mágica que te traslada donde los ancestros. Es un palo muy disfrutable para mí.
¿Cómo ve el presente y el futuro del flamenco?
Mal, porque hay voces maravillosas, pero hay demasiada manipulación. Está todo pensado y hecho con un fin, y en el arte las cosas no pueden estar pensadas y hechas con ningún fin, sino que uno tiene una cosa que expresar y la expresa. Pero si se hace pensando en conseguir algo, eso ya no es arte, se convierte en otra cosa. Es una pena porque hay gente con unas condiciones y capacidades maravillosas, pero no prima lo meramente artístico, sino que está orientado a lo comercial, a lo que pueda dar resultado o no. Sin embargo, el arte es una expresión pura de lo que cada uno tiene que contar, sin pensar en lo que ocurrirá después. Nada puede condicionar la expresión artística.
¿Qué opinión le merecen estas Giras Flamencas del Norte?
Está muy bien que se haga este ciclo, que además lleva tantos años y funcionando bien. Es una cuestión de educación musical, lo bueno y lo bonito tiene que ser valorado en todos los sitios.
¿Es la primera vez que actúa en Palencia?
Sí, es la primera vez. Aquí no he actuado nunca.
¿Tiene algún proyecto en marcha?
Estoy grabando un disco con repertorio flamenco. Aún no tiene nombre. Está previsto que salga en noviembre.